Diego Velázquez. Esopo.
Habiéndose atascado en un atolladero el carro de un campesino, levantó éste los ojos al cielo e imploraba a Hércules, pero oyó una voz que le dijo: Necio, arrea con el látigo los caballos y empuja las ruedas, y entonces verás cómo llamando a Hércules te ayuda.
De nada sirven los votos ociosos , que seguramente el cielo no escucha. Ayúdate y Dios te ayudará, dice el proverbio.
Traducción: Grupo Editorial Marte
Fábulas
Esopo (Siglo VI a. de C.)
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