Julio Torri. De fusilamientos.
Toda la historia de la vida de un hombre está en su actitud.
Somos más nuestras intuiciones que nuestra propia vida. Éstas y aquéllas están en planos lejanos. Mi vida no es mía sino en una pequeña medida; a los demás pertenece el resto, a las gentes que me rodean, a los dioses o fuerzas locos y misteriosos que presiden nuestros sucesos. La mayor parte de mis acciones está gobernada por exigencias e instintos biológicos que desdeño cuando medito y existo realmente.
El saludar y el despedirse son como la puntuación del trato social. Corresponden a una concepción poemática del comercio humano. Despedirse al partir de una fiesta equivale a confesar que se pone punto y final a un espacio de tiempo que tiene valor y significación en sí.
De fusilamientos (1940)
Julio Torri
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