lunes, 12 de julio de 2021

Esperando

Francisco Valdivia León. Muchacha esperando al tren.

Puede que en realidad yo sea una mujer sumamente impúdica. Puede que el sentirme incómoda porque haya estallado la guerra y mi deseo de trabajar sin parar sean mentira. Puede que, en realidad, no esté más que esperando la oportunidad de dar rienda suelta a todos mis pensamientos obscenos y a ocultarlos bajo ingeniosas excusas. Aquí, sentada de esta manera con aire distraído, siento como algo dentro de mi corazón arde, algo indigno, oculto.
¿A quién demonios estaré esperando? No sé con certeza qué podrá ser. Solo percibo una sensación vaga. Aún así, sigo esperando. Desde que estalló la guerra, todos los días, todos, paso por la estación y me siento en este frío banco a esperar. 
¿Si alguien me sonriese y me hablase? ¡Ay, que miedo pasaría! Uf, sería un engorro. No eres tú a quien estoy esperando. Entonces, ¿a quién demonios espero? ¿A un marido? No. ¿A un amante? No. ¿A una amiga? Qué va. ¿Más dinero? No puede ser. ¿A una aparición? ¡Oh, qué miedo!
Espero a algo más tranquilo, más alegre y radiante. Aunque no sé qué podrá ser. Quizás algo parecido a la primavera. No, eso no es. ¿Hojas verdes llenas de frescor? ¿Al mes de mayo? ¿Al agua cristalina que corre por los campos de trigo? No, nada de eso. Ay, pero lo estoy esperando. ¡Lo espero con ansia!
La gente pasa frente a mí. Una persona, después otra, después otra y otra. Esto no es, aquello tampoco. ¡Lo estoy esperando con ansia, tiritando y con la cesta de la compra entre mis brazos!
Te ruego que no te olvides de mí. Por favor, acuérdate siempre, sin reírte, de aquella chica de veinte años que acudía todos los días a esperar a alguien a la estación y volvía sola a casa. Prefiero no decirte el nombre de aquella pequeña estación.
Aunque no te lo diga, sé que algún día me encontrarás.

Traducción de Ryoko Shiba y Juan Fandiño

Colegiala
Osamu Dazai (1909-1948) 

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