Rafael Guillén. Los dominios del cóndor.
Toma en sus manos el cincel y, solo,
de poder a poder, se enfrenta
con la piedra.
Y la va desbastando,
y mete en puntos una idea,
da solidez a un pensamiento.
Mas, a medida que perfila el rictus
de los labios, el pliegue
o la arruga del manto, va esculpiendo
también el aire que rodea
la naciente escultura,
va modelando lo incorpóreo, el hueco
reflejo de las mismas formas.
Esos huecos son los que busco, ese
Moisés, esa Piedad, que andan vagando
por no sé dónde y que quisiera
poder un día contemplar.
¡Qué museo del aire! ¡Qué esplendente
galería de estatuas
magistrales, sin las imperfecciones
de la materia, sólo el alma
intangible, el espíritu
de cada obra!
Los dominios del cóndor (2004)
Rafael Guillén
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