Daniel Vázquez Díaz. Retrato de Juan Ramón Jiménez.
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Una fama serena, recogida, sin explosión y sin pasiones que surgiera de una estancia o de un jardín de trabajo cotidiano y espiritual, un nombre puro, que sólo se aumentará con la muerte. La visita de unas pocas almas elegidas, nobles, exactas, sin envidia y sin celos. Y todo esto en un ambiente claro y fragante, directo, limpio, sin suntuosidad, sin vicios. Salidas a lo necesario, pero íntimas, estelares, música y mujer, museo y teatro, jardín y campo. Buen sueño, mañana limpia, mediodía silencioso, tarde inquieta. ¡Ay, Vida! ¡Vida!
1907
Ideas líricas
Juan Ramón Jiménez
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