sábado, 12 de abril de 2008

Novecientos

Teclado de piano
Fue esa noche cuando le pregunté a Novecientos si lo que contaban era cierto, lo de él y el barco, o sea que si había nacido ahí y todo lo demás...si era cierto que no había bajado nunca. Él me respondió: Sí
En otra ocasión le pregunté a Novecientos en qué diablos pensaba, mientras tocaba, y qué era lo que miraba, siempre fijamente delante de él y, en fin, adónde se iba con la cabeza, mientras las manos le bailaban para arriba y para abajo por el teclado. Y él me dijo: "Hoy llegué a un sitio bellísimo, las mujeres tenían el cabello perfumado, había luz por todas partes y estaba lleno de tigres". Viajaba...Y cada vez llegaba a un lugar distinto:al centro de Londres, sobre un tren a mitad del campo, a lo alto de una montaña tan elevada que la nieve te llegaba a la barriga, a la iglesia más grande del mundo, contando las columnas y escudriñando los crucifijos.Viajaba.Yo no acertaba a comprender qué idea tendría él de las iglesias, de la nieve, y de los tigres...quiero decir, si es que no había bajado nunca de ese barco, no había bajado nunca.Y sin embargo, era como si las hubiese visto, todas esas cosas.
Novecientos
Alessandro Baricco

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