Hue, la capital del imperio vietCruzo el río en una barca y llego a la tumba de Minh Mang. Es quizá la más serena, la que permite encontrarse más a gusto. Seguramente, también la que cumple mejor la búsqueda de armonía con los alrededores. Aunque tuvo 78 hijos y 64 hijas, se considera un personaje sobrio y equilibrado. Paseo entre las estelas del emperador y las figuras de mandarines, caballos y elefantes de piedra, bajo puertas ornamentales del más clásico estilo han y árboles poblados de pájaros, por el salón de las oraciones y el estanque...Vuelvo al río y salto a una barcaza para regresar a Hue. De camino, pasamos junto a templos, pagodas de siete pisos y la Arena real, donde se celebraban combates entre elefantes y tigres para entretenimiento y aviso de la Corte. Dado que el elefante representa la fuerza del emperador, y el tigre, a las bestias de la selva -o a los que se rebelaban contra la corte-, se hacía lo necesario para que ganara siempre el primero.Cae la noche cuando llego a Hue. En los viejos tiempos, cuando había luna llena, las cortesanas se dejaban llevar a la deriva en sus barcazas por el río de los Perfumes, y sus voces y cantos se oirían entre los murmullos de la noche tropical. No tengo la suerte de oír nada semejante, pero la vuelta a Hue continúa siendo, todavía hoy, un regreso hacia una de las esencias más íntimas de Vietnan
Ángel Martínez Bermejo
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