Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas al cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño;
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.
El ciprés de Silos
Gerardo Diego
1 comentario:
Maravilloso ciprés y maravilloso Silos. Es uno de los lugares que con banda ancha y correos trayéndote las novedades literarias, ofrece todo el glamour para escribir, algo semejante a una cápsula del tiempo para la imaginación.
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