domingo, 30 de octubre de 2011

Hotel Nómada

Alexander Bartashevich. Sin título.

Un hotel es un mundo cerrado, un territorio limitado, un claustrum, un lugar en el que uno se adentra voluntariamente. Los clientes no son visitantes casuales, son miembros de una orden. La habitación en la que se alojan, sencilla u ostentosa, es su celda. En el instante en que cierran tras de sí la puerta de esa habitación y se encuentran al otro lado de la misma, se han retirado del mundo.

Traducción del neerlandés de Isabel-Clara Lorda Vidal

Hotel Nómada (2002)
Cees Nooteboom

La vía de Alepo

Los muros de Antioquía subiendo por el monte Silpius. Fuente: Wikimedia Commons.

Una sombra existió
Arcaica o pura la piedra.

Tierra no fue
Luna blanca esfinge.

Hoy espejo de la palabra es
Tiempo muerto flor perdida.

Un camino al este de Antioquía.

Arcana mayor
Marcos Ricardo Barnatán

sábado, 29 de octubre de 2011

Salamina

Wilhelm von Kaulbach. La batalla de Salamina (1868).

Por esto ha sido escrito el Partenón
con la más bella tinta de la tierra.
Por esto se ha labrado el pensamiento
en la piedra más sabia y perdurable.
Por esto estás hablando en lengua libre.

Mapa de Grecia (1979)
Enrique Badosa

viernes, 28 de octubre de 2011

Ensayo sobre la Literatura

Wen Shen. Armonía.

El uso de la literatura consiste en que comunica todas las verdades.
Expande el horizonte para hacer el espacio infinito.
Y sirve como puente que cruza miles de años.
Hace mapas de todas las carreteras y senderos para la posteridad.
Y es espejo de las imágenes de los venerables antiguos.
Para que las Majestuosas Construcciones de los sabios reyes de la antigüedad puedan ser levantadas de nuevo.
Y sus voces admonitorias, llevadas por el viento desde tiempo inmemorial, sean oídas otra vez.
Ninguna región es bastante remota que no la penetre.
Ninguna verdad es tan sutil que no la teja en su vasto bordado.
Como la bruma y la lluvia, cala y alimenta.
Manisfentando todos los poderes de transformación compartidos por los Dioses y los Espíritus.
Hace duradera la virtud resplandeciente de bronce y piedra, y resonando en una corriente eterna de melodías,
de flautas y cuerdas por siempre renovadas.

En una hoja de papel está contenido el Infinito.

Traducción de Alberto Clavería

Ensayo sobre la Literatura
Lu-Chi (261-303 d.C.)

Nocturno hindú

Antonio Tabucchi, fotografiado por Daniel Mordzinski, 2004

¿Qué hacía el señor Janata Pinto? -me preguntó mientras apartaba la cortina del vestíbulo.
Pensé en decirle "traductor simultáneo", que era lo que tal vez debía haber dicho. En cambio dije:
-Escribía cuentos.
-Ah -dijo él-. Vaya con cuidado, aquí hay un escalón. ¿Sobre qué hablaban?
-Bueno -dije yo-, no sé muy bien cómo explicarlo, digamos que hablaban de fracasos, de errores, uno por ejemplo hablaba de un hombre que se pasa la vida soñando en un viaje y cuando un día finalmente tiene oportunidad de hacerlo, ese día se da cuenta de que ya no lo desea.

Traducción del italiano Carmen Artal

Nocturno hindú
Antonio Tabucchi

jueves, 27 de octubre de 2011

Faroni

Luis Landero, fotografiado por Uly Martín.

Canta, oh diosa, no sólo la cólera de Aquiles sino cómo al principio creó Dios los cielos y la tierra y cómo luego, durante más de mil noches, alguien contó la historia abreviada del hombre, y así supimos que a mitad del andar de la vida, uno despertó una mañana convertido en un enorme insecto, otro probó una magdalena y recuperó de golpe el paraíso de la infancia, otro dudó ante la calavera, otro se proclamó melibeo, otro lloró las prendas mal halladas, otro quedó ciego tras las nupcias, otro soñó despierto y otro nació y murió en un lugar de cuyo nombre no me acuerdo. Y canta, oh diosa, con tu canto general, a la ballena blanca, a la noche oscura, al arpa en el rincón, a los cráneos privilegiados, al olmo seco, a la dulce Rita de los Andes, a las ilusiones perdidas, y al verde viento y a las sirenas y a mí mismo.

Faroni
Luis Landero

Expectación

Aaron Bohrodl. Iglesia en Luxemburgo.

No sabría decir por qué algunas cosas me producen
Una sensación de maravillas inexploradas por venir,
O de grietas en el muro del horizonte
Que se abre a mundos donde sólo los dioses pueden vivir.
Es una espectación vaga, sin aliento,
Como de grandes pompas antiguas que recuerdo a medias,
O de aventuras salvajes, incorpóreas,
Plenas de éxtasis y libres como un ensueño.

La encuentro en puestas de sol y en extrañas agujas urbanas,
En viejos pueblos y bosques y cañadas brumosas,
En los vientos del Sur, en el mar, en collados y ciudades iluminadas,
En viejos jardines, en canciones entreoídas y en los fuegos de la luna.
Pero aunque sólo por su encanto vale la pena vivir la vida
Nadie alcanza ni adivina el don que insinúa.

Traducción de Juan Antonio Santos y Sonia Trebelt

Hongos de Yuggoth
Howard Phillips Lovecraft

miércoles, 26 de octubre de 2011

El corazón de las cosas

Fotografía de Alexander Korshunov.

He conocido lugares de gran belleza:
el arco iris de la tundra, las naves
de hielo surcando el mar azul,
las ciudades que los nabateos
tallaron en la roca, los tejados grises
de París y la niebla de los lagos.
He conocido África y Asia
y también las acequias de los huertos
y el perfume de los naranjos
como estrellas blancas en el estanque verde.
He viajado en piragua por el Amazonas
y he visto bandadas de pájaros
que eran los mosaicos del paraíso,
y bosques y montañas que eran palacios
y catedrales, y en ellos habitaba Dios.
He conocido lugares de gran belleza
pero ninguno de ellos pudo superar
la magia de su nombre: Djibouti, Gran Sur,
Trieste, mar Báltico, El Cairo o Port-Sudán.
Podría nombrar muchos más
-el mar del Bósforo o el golfo de Adén-,
pues aunque sepa que la belleza no se nombra
sino que es, también sé que cuando ocurre,
queremos retenerla como si no fuera,
o como si no pudiera volver a suceder.
Y la belleza lo es cuando la vida
que lleva dentro, nos habla de las tres cosas
-el amor, la muerte y el tiempo- que se encierran
en los nombres de los mapas y en las ciudades.
Como el silencio, las palabras o un cuerpo de mujer.

El corazón de las cosas
José Carlos Llop

martes, 25 de octubre de 2011

Poética

Paul Landacre. Sultry Day. Día bochornoso.

La poesía es asombrosa: hace viajes irremediables, se obsesiona con los pájaros, los nombres de las calles, el amor asediado, las chicas ahogadas en el agua y la muerte; desnuda a la soledad, la geografía y la infancia dorada (su alma fluye hacia Tesalia). A menudo se mete en atolladeros de amor, pervierte a los inofensivos triángulos y conos; se ríe de un judío de patillas encanecidas, de un niño pálido de taberna, planta su tienda en Sirkeci, va con los apestados; exilio (aquel destierro)
cambia de dirección;
habla con una luciérnaga huérfana, se pasa por yogurterías, confiterías, ropavejeros, dirige bandas de música en los pueblos, pasa rozando el rostro de la amada (está pasando por Izmir); en las tabernas cerradas de la historia junto con los vendedores de atún de Aix, pone notas al pie de los mapas submarinos (los mapas submarinos son los callejones sin salida de la historia); (e)
¡hinca su garfio en la culpa!

Algunos poetas son poetas nocturnos.
Se leen de noche.

Traducido del turco por Mukadder Yaicioglu y Clara Janés

Río hermoso. Poética
Ilhan Berk

sábado, 22 de octubre de 2011

Limpopo

Milo Manara. Muchacha y caballo.

En la víspera de la llegada de los tulumbuses, Olga Jristofórovna cruzó la ciudad de R. montada en un caballo del koljós con una bandera negra en la mano derecha y un ultimátum en la izquierda. Exigía la abolición del dinero, de los privilegios alimenticios, de las mesas de encargos, de los exámenes en las universidades y escuelas, reclamaba libertad para los perros, caballos y loros siempre que fueran propiedad personal de los habitantes de la ciudad de R. Exigía que se destruyeran las vallas, los candados, las llaves, los visillos, las alfombras, fundas con costura y sin ella, almohadas, colchones, zapatillas de casa, ropa interior, pañuelos de nariz, anillos, broches, pendientes, manteles, tenedores, cucharas, servicios de café y té -a excepción de los vasos tallados-, corbatas, sombreros, bolsos, artículos de lana, seda, sintéticos, de nylon y viscosa. Olga Jristofórovna permitía a los ciudadanos de R. poseer no más de una mesa, dos taburetes, un cubo de cinc, tres jarritas de latón con asas, dos cuchillos plegables, un hornillo de keroseno mensualmente controlado, un metro cúbico y medio por familia, una manta per cápita y encendedores ad libitum.
Olga Jristofórovna declaraba, además, que por disposición suya la naturaleza cambiaba de nombre de ahora para siempre en escala mundial: la ciudad de R., así como el resto del mundo, recibirían en adelante las lluvias otoñales llamadas de Augusto Bebel, amaneceres brumosos Vera Slútzkaia, nubes de Noguin, amaneceres de Uritzki y ventiscas condecoradas con la bandera roja que llevarían el nombre de "El despertar de las mujeres de Transcaucasia".
Y en conclusión, Olga Jristofórovna afirmaba que su doctrina era justa porque era correcta.

Traducción de Lydia Kúper

Sonámbulo en la niebla
Tatiana Tolstoi

viernes, 21 de octubre de 2011

Los dioses recostados

Ron Leu. Buda Yacente.

...Por todas partes las estatuas de Buda, de Lord Buda...Las severas, verticales, carcomidas estatuas, con un dorado como de resplandor animal, con una disolución como si el aire las desgastara...Les brotan en las mejillas, en los pliegues de la túnica, en codos y ombligos y boca y sonrisa, pequeñas máculas: hongos, porosidades, huellas excrementicias de la selva...O bien las yacentes, las inmensas yacentes, las estatuas de cuarenta metros de piedra, de granito arenero, pálidas, tendidas entre las susurrantes frondas, inesperadas, surgiendo de algún rincón de la selva, de alguna circundante plataforma...Dormidas o no dormidas, allí llevan cien años, mil años, mil veces mil años...Pero son suaves, con una conocida ambigüedad metaterrena, aspirantes a quedarse y a irse...

Confieso que he vivido
Pablo Neruda

jueves, 20 de octubre de 2011

Casanova, veneciano


Nunca hay que perder de vista que Casanova es veneciano, que ha nacido y pasado su juventud en esa ciudad impenetrable, retorcida, dispuesta como un teatro, falsa como unas bambalinas, enrollada sobre sí misma alrededor de su gran canal; la ciudad de las puertas ocultas, puertas secretas, puertas que el agua baña, pasadizos llenos de rejas, impostas, días de sufrimiento, ventanas falsas, balcones, dobles salidas, escaleras que no conducen a nada, corredores, muebles, callejones sin salida; ciudad-dédalo, ciudad del gobierno secreto, de senadores desconocidos, de delaciones, de esbirros, de calabozos bajo el nivel del agua; ciudad de gritos ahogados, de risas que mueren, de cantos venidos de no se sabe de dónde, de una alcoba a la que no se sabe cómo entrar, de una terraza inaccesible; ciudad ahita, ciudad de casas mezcladas, de jardines cerrados, propicia a las intrigas, a las celestinas, a los billetes deslizados en la mano; ciudad donde se vive enmascarado la mitad del año, donde los balcones están al nivel de las góndolas; ciudad donde uno se pierde, se recobra, donde se sale de los palacios por una callejuela, de las iglesia por un corredor; ciudad oblicua, de puertas falsas, complicada, enredada, sin árboles, sin aire, sin carruajes. Ciudad sin huellas. ¿Qué huellas pueden quedar sobre el agua negra de los canales?

Traducción de Enrique Molina

Casanova
Felicien Marceau

miércoles, 19 de octubre de 2011

Biografía del Caribe

James McConnell. La Santa María, 1960

El nombre familiar de la carabela de Colón era "La Gallega". Pero él, cuidadoso de mostrarse cristiano, la llamó siempre "Santa María". A las otras dos, dejó que las distinguiesen por sus apodos: "La Pinta", "La Niña". "La Niña" es la más linda y voladora: pocas barquitas de su tamaño cruzaron nunca tantas veces el mar: ahora vienen en ella veinticuatro personas. Hay que pensar en estas dos docenas de hombres, rezando La Salve, comiendo bizcocho, tomando vino y mascando ajos, en medio de un océano nunca antes cruzado, y yendo tras de una fantasía que no era la suya. Pero "La Niña" siempre ha sido de buenas: se llama "La Santa Clara". La "Santa María" es más señora y más grande e infortunada. Cuarenta hombres vienen en ella. En un puente que sólo tiene veintidós metros de largo, marinos de treinta y cuarenta años llegan revueltos con mocitos sin sombra de bigote. Éstos, cuando soplaba poco viento, se tiraban al mar, y nadaban en torno al barco, como si venir a descubrir un mundo fuera cosa de vacaciones. Así es la juventud. De una nave a la otra volaban chistes y palabrotas....

Biografía del Caribe
Germán Arciniegas

martes, 18 de octubre de 2011

Giacomo Casanova

Auguste Leroux. Giacomo Casanova

GIACOMO CASANOVA ACEPTA EL CARGO DE
BIBLIOTECARIO QUE LE OFRECE, EN BOHEMIA,
EL CONDE DE WALDSTEIN

Escuchadme, Señor, tengo los miembros tristes.
Con la Revolución Francesa van muriendo
mis escasos amigos. Miradme, he recorrido
los países del mundo, las cárceles del mundo,
los lechos, los jardines, los mares, los conventos,
y he visto que no aceptan mi buena voluntad.
Fui abad entre los muros de Roma y era hermoso
ser soldado en las noches ardientes de Corfú.
A veces he sonado un poco el violín
y vos sabéis, Señor, como trema Venecia
con la música y arden las islas y las cúpulas.
Escuchadme, Señor, de Madrid a Moscú
he viajado en vano, me persiguen los lobos
del Santo Oficio, llevo un huracán de lenguas
detrás de mí, de lenguas venenosas.
Y yo sólo deseo salvar mi claridad,
sonreír a la luz de cada nuevo día,
mostrar mi firme horror a todo lo que muere.
Señor, aquí me quedo en vuestra biblioteca,
traduzco a Homero, escribo de mis días de entonces,
sueño con los serrallos azules de Estambul.

Sepulcro en Tarquinia
Antonio Colinas

lunes, 17 de octubre de 2011

Breve semblanza de A. A. Darmolatov

Danilo Kis. Una tumba para Boris Davidovich.

Su poesía, sea cual sea la opinión de los críticos, ofrece en abundancia hechos empíricos (poéticos) que, como viejas tarjetas postales o fotografías de un álbum ajado, atestiguan tanto viajes, deseos o pasiones, como toda una moda literaria: el saludable efecto del viento en las arrugas marmóreas de las cariátides; el Tiergarten y su avenida de tilos amarillentos; los faroles de la puerta de Brandenburgo; las extrañas siluetas de los cisnes negros; el reflejo púrpura del sol en las turbias aguas del Dnieper; la magia de las noches blancas; los hechiceros ojos de las kirguises; un puñal clavado hasta la empuñadura en el costado de un lobo estepario; el vertiginoso torbellino de las hélices de un avión; el grito crepuscular de los cuervos; la sobrecogedora visión (a vista de pájaro) de las riberas devastadas del Volga; el hormigueo de los tractores y locomotoras en los dorados campos de trigo; los pozos negros de las hullerías de Kursk; las torres del Kremlin en el océano etéreo; los palcos de terciopelo rojo del teatro; los perfiles fantasmagóricos de las estatuas de bronce a la lumbre de un fuego de artificio; el vuelo de una bailarina envuelta en tul; la enormidad de un incendio en los depósitos de petróleo del puerto; la fatalidad narcotizante de las rimas; una naturaleza muerta con taza de té, cucharilla de plata y avispa ahogada; los ojos violeta de los caballos de tiro; el remolino optimista de las turbinas; la cabeza del comandante Frounzé sobre la mesa de operaciones, el embriagante olor del cloroformo; los desnudos árboles del patio de la Liublianka; los roncos ladridos de los perros en la campaña; el fascinante equilibrio de los bloques de hormigón; el sigiloso paso de un gato tras las huellas de un pardillo en la nieve; los maizales bajo el fuego escalonado de la artillería; las despedidas de amor en el valle del Kama; un cementerio militar cerca de Sebastopol...

Traducción del serbocroata por Pilar Gil Cánovas

Una tumba para Boris Davidovich
Danilo Kis

domingo, 16 de octubre de 2011

Novecientas noventa y ocho veces

Thomas Bernhard. Foto: Suhrkamp Verlah KG.

No hace mucho se ha sabido que un estudiante de bachillerato se derrumbó en el llamado puente de Florisdsdorf, después de haber atravesado unas mil veces, de un lado a otro, ese puente de Florisdsdorf. Declaró que, en el camino del instituto, fue acometido por un repentino y, como al parecer lo llamó, inhumano miedo al instituto, que no lo dejó ya salir del puente en el que había entrado y lo hizo recorrer ese puente de un lado a otro unas mil veces. Para distraerse de su miedo, se puso a contar los pasos que daba en sus idas y venidas por el puente de Florisdsdorf, pero finalmente renunció a esa distracción, porque era superior a sus fuerzas. Sin embargo, por lo menos pudo contar y anotar mentalmente cuántas veces había recorrido el puente de Florisdsdorf en un sentido y cuántas en el otro. Exactamente novecientas noventa y ocho. Sus padres recogieron al agotado muchacho de dieciseis años, al que unos agentes habían llevado a un puesto de policía de la llamada Punta de Florisdsdorf. Lo que será de él no se sabe.

Traducción de Miguel Sáenz

El imitador de voces
Thomas Bernhard

sábado, 15 de octubre de 2011

Inscripción en la Estatua de la Libertad

Currier and Ives. La Estatua de la Libertad.

Inscripción en la Estatua de la Libertad del Puerto de Nueva York

Dame tus abatidas, tus pobres, tus amontonadas
muchedumbres que ansían respirar libremente;
el desperdicio infeliz de tu rebosante playa;
mándame los desamparados, los batidos por la tempestad:
Yo tengo mi lámpara en alto junto a la puerta dorada.

Traducción de Juan Ramón Jiménez

The New Colossus (Fragmento)
Emma Lazarus

jueves, 13 de octubre de 2011

Sobre la lectura

Oleg Voronin. Cautivado por la aventura.

Quizá no hubo días en nuestra infancia más plenamente vividos que aquellos que creímos dejar sin vivirlos, aquellos que pasamos con un libro favorito. Todo lo que, al parecer, los llenaba para los demás, y que rechazábamos como si fuera un vulgar obstáculo ante un placer divino: el juego al que un amigo venía a invitarnos en el pasaje más interesante, la abeja o el rayo de sol molestos que nos forzaban a levantar los ojos de la página o a cambiar de sitio, la merienda que nos habían obligado a llevar y que dejábamos a nuestro lado sobre el banco, sin tocarla siquiera, mientras que, por encima de nuestra cabeza, el sol iba perdiendo fuerza en el cielo azul, la cena a la que teníamos que llegar a tiempo y durante la cual no pensábamos más que en subir a terminar, sin perder un minuto, el capítulo interrumpido; todo esto, de lo que la lectura hubiera debido impedirnos percibir otra cosa que su importunidad, dejaba por el contrario en nosotros un recuerdo tan agradable (mucho más precioso para nosotros, que aquello que leíamos entonces con tanta devoción), que, si llegáramos ahora a hojear aquellos libros de antaño, serían para nosotros como los únicos almanaques que hubiéramos conservado de un tiempo pasado, con la espernza de ver reflejados en sus páginas lugares y estanques que han dejado de existir hace tiempo.

Traducción de Manuel Arranz Lázaro

Sobre la lectura
Marcel Proust

miércoles, 12 de octubre de 2011

La Que No Está

Siegfried Zademack. In Gedanken verloren. Ensimismada en sus pensamientos.

Ninguna tiene tanto éxito como La Que No Está. Aunque todavía es joven, muchos años de práctica consciente la han perfeccionado en el sutilísimo arte de la ausencia. Los que preguntan por ella terminan por conformarse con otra cualquiera, a la que toman distraídos, tratando de imaginar que tienen entre sus brazos a la mejor, a la única, a La Que No Está.

Casa de Geishas
Ana María Shua

martes, 11 de octubre de 2011

El caballero inexistente

Eugene de Blaas. Criaturas de Dios.

Yo que cuento esta historia soy Sor Teodora, religiosa de la Orden de San Columbano. Escribo en el convento, deduciendo de viejos papeles, de charlas oídas en el locutorio y de algún raro testimonio de gente que existía. Nosotras, las monjas, no tenemos muchas ocasiones de conversar con los soldados; lo que no sé trato de imaginármelo, pues ¿cómo haría, si no? Y no todo en la historia me resulta claro. Debéis disculpar: somos muchachas del campo, aunque nobles, siempre vivimos retiradas, en perdidos castillos y después en conventos; fuera de funciones religiosas, triduos, novenas, trabajos del campo, trillas, vendimias, fustigaciones de siervos, incestos, incendios, ahorcamientos, invasiones de ejércitos, saqueos, estupros, pestilencias, no hemos visto nada. ¿Qué puede saber del mundo una pobre hermana? Así, pues, prosigo trabajosamente esta historia que he empezado a narrar como penitencia. Ahora Dios sabe cómo haré para contaros la batalla, yo que de las guerras, Dios me libre, siempre he estado lejos, y salvo los cuatro o cinco choques campales que se han desarrollado en la llanura bajo nuestro castillo, y que de niñas seguíamos entre las almenas, en medio de los calderones de pez hirviendo (¡cuántos muertos insepultos quedaban pudriéndose luego en los prados y los encontrábamos al jugar, el verano siguiente, bajo una nube de abejorros!), yo de batallas, decía, no sé nada.

Traducción de Esther Benítez

El caballero inexistente
Italo Calvino

lunes, 10 de octubre de 2011

Aquí

Frogdot. Night walk (reprise). Caminata nocturna.(2007)

Mis pasos en esta calle
Resuenan
en otra calle
donde
oigo mis pasos
pasar en esta calle
donde

Sólo es real la niebla

Días hábiles (1958)
Octavio Paz

domingo, 9 de octubre de 2011

Los dibujos del muro

Marilyn Monroe, 1953, fotografiada por Alfred Eisenstaedt.

Rostros que llevan más lejos que cualquier camino, se
incendian entre los tapices, jalonan los bordes del mundo.
Rostros barridos por el viento pero cuyos hechizos retornan
como un zodíaco de piedras palpitantes, cuya ternura cruel
desliza una amenaza de paisajes, un ondular de sábanas y
humos, voces entrelazadas a la geografía y al sacrilegio,
tinieblas del corazón de los muertos, expresiones de
cópulas, amaneceres pasionales, bocas lluviosas que exaltan
la intemperie, sonrisas entrevistas como una brasa
instantánea sobre la palma viva del instante.

Los dibujos del muro (Fragmento)
Enrique Molina

He soñado de nuevo con jinetes

Angus McBride. Gerreros ávaro y búlgaro. S. XVIII.

He soñado de nuevo con jinetes
pesadamente armados. A lo lejos
acampan. Vemos la humareda enorme
de sus festines y sus grandes sombras.
Sabemos que vendrán tarde o temprano,
y ante su carga no valdrán las hachas
ni las cobardes hoces, ni la astucia.
Sobre nuestras espaldas de vencidos
golpearán terribles sus espadas.
Quisiera desertar, pero me dicen
que sé algo de estrategia y que soy joven.
Quisiera estar del lado de los otros.

Europa 1988
Julio Martínez Mesanza

jueves, 6 de octubre de 2011

El Criticón

Duffy Sheridan. Spirit of Literacy. Espíritu de Alfabetización.

Gusten unos de jardines, hagan otros banquetes, sigan éstos la caza, embébanse aquellos en el juego, rocen galas, traten de amores, atesoren riquezas con todo género de gustos y pasatiempos que, para mí no hay gusto como el leer ni contento como una selecta biblioteca.

El Criticón
Baltasar Gracián

martes, 4 de octubre de 2011

Los demasiados libros

Ellen de Groot. Hannah y Dante.

¿Y para qúe leer? ¿Y para qué escribir? Después de leer cien, mil, diez mil libros en la vida, ¿qué se ha leído? Nada. Decir: Yo sólo sé que no he leído nada, después de leer miles de libros, no es un acto de fingida modestia: es rigurosamente exacto, hasta la primera decimal de cero por ciento. Pero ¿no es quizá eso, exactamente, socráticamente, lo que los muchos libros deberían enseñarnos? Ser ignorantes a sabiendas, con plena aceptación. Dejar de ser simplemente ignorantes, para llegar a ser ignorantes inteligentes.
Quizá la experiencia de la finitud es el único acceso que tenemos a la totalidad que nos llama, y nos pierde, con desmedidas ambiciones totalitarias. Quizá toda experiencia de infinitud es ilusoria, si no es, precisamente, experiencia de finitud. Quizá por eso la medida de la lectura no debe ser el número de libros leídos, sino el estado en que nos dejan.
¿Qué demonios importa si uno es culto, está al día o ha leído todos los libros? Lo que importa es cómo se anda, cómo se ve, cómo se actúa después de leer. Si la calle y las nubes y la existencia de los otros tienen algo que decirnos. Si leer nos hace, físicamente, más reales.

Los demasiados libros (1996)
Gabriel Zaid

lunes, 3 de octubre de 2011

43 historias de amor

Yuri Brut. ¿Quieres?

Didi está siempre dispuesta. A Olga se la conoce por eso. Úrsula ha tenido mala suerte ya tres veces. Heidi no lo disimula.
Con Elke, nunca se sabe a ciencia cierta. Petra vacila. Bárbara calla. Andrea está harta. Isabel calcula. Eva busca por todas partes. Ute es muy complicada.
Gaby no encuentra a nadie. Sylvia lo encuentra muy bien. A Marianne le dan ataques.
Nadine habla de ello. Edith llora. Hannelore ríe mientras tanto. Erika se pone contenta como un niño. Con Loni se podría arrojar un sombrero entre ellos.
A Catalina hay que persuadirla antes. Rita está a punto en seguida. Brigitte es realmente una sorpresa. Ángela no quiere saber nada de ello. Helga lo sabe muy bien.
Tania tiene miedo. Lisa se lo toma todo por la tremenda. Para Carolina, Anke y Ana, no tiene sentido. Sabina se mantiene a la expectativa. Con Ulla no se sabe exactamente. Ilse puede dominarse muy bien.
Gretel no piensa en ello. Vera no se lo imagina. Para Margot no es ciertamente nada fácil.
Christel sabe lo que quiere. Camila no puede resistirse. Gúndula exagera. Nina se hace la difícil. Arianne rehúsa fácilmente. Alejandra es Alejandra.
Vroni está loca por ello. Claudia hace caso a sus padres. Didi está siempre dispuesta.

Traducción de F. Herrero Salas y Horst Hina

43 historias de amor
Wolf Wondratschek

domingo, 2 de octubre de 2011

Tesis

Julius Ludwig Sebbers. Retrato de Goethe, 1826.

Un hombre de Ausburgo fue internado en el manicomio de Ausburgo sólo porque, durante toda su vida, afirmó en cualquier ocasión que lo último que dijo Goethe fue mehr nicht! (¡más no!) y no mehr licht! (¡más luz!), lo que, con el tiempo y a la larga, acabó por atacar los nervios de tal modo a todas las personas que tenían relación con él, que se pusieron de acuerdo para conseguir el internamiento en el manicomio de aquel ausburgués obsesionado de forma tan desgraciada por su tesis. Seis médicos se negaron a internar en el manicomio al desgraciado, pero el séptimo dispuso su ingreso inmediatamente. Este médico, como he sabido por el Frankfurter Allgemeine Zeitung, ha sido galardonado por ello con la medalla de Goethe de la ciudad de Francfort.

Traducción de Miguel Sáenz

El imitador de voces
Thomas Bernhard

sábado, 1 de octubre de 2011

Lección de buena y mala fortuna

Jacopo Zucchi. La asamblea de los dioses, 1576.

Hay dioses incumplidores cuyas promesas nunca se realizan, y ante los que uno comparece ricamente ataviado, tras haber oficiado todos los ritos de la absurda liturgia que exigieron, y de ellos nada se recibe.
Hay otros dioses tolerantes, que no reclaman ofrendas ni esforzados sacrificios, dioses cómplices, que guiñan el ojo cada día a sus despreocupados fieles.
La elección de los dioses a los que uno va a servir se realiza a menudo en la infancia. Uno elige los suyos quizá a partir de fútiles motivos. Sin embargo, los dioses sólo demuestran su eficacia a lo largo de los años, cuando ya nada puede sustituirlos. Y así, si hay algunos enormemente dadivosos, hay otros ineptos para su trabajo (unos pobres diablos de dioses, si pudiera decirse) que, al recibir las peticiones de sus fieles, se encogen de hombros y sonríen nerviosos e impotentes.
Los que eligieron este tipo de dioses incompetentes, se sienten estafados, y rumian los errores de su particular teología en la barra de tascas miserables, mientras beben la última cerveza.

Noticia de tierras improbables (1992)
Pedro Ugarte