miércoles, 5 de octubre de 2016

Masa y poder

Elías Canetti. Masa y poder.

Aspectos del poder
Gloria

A la gloria sana le es indiferente en boca de quién se extravía. No hace diferencia; lo esencial es sólo que sea pronunciado el nombre. La diferencia hacia los que lo pronuncian, en especial su igualdad entre sí, para el maníaco de gloria, delata el origen de su manía en los procesos de masa. Su nombre reúne una masa. Al margen, y sólo en escasa relación con lo que un hombre es realmente, el nombre lleva su propia, ávida, vida.
La masa del maníaco de gloria está formada por sombras; a saber, criaturas que no tienen por qué estar con vida, si es que tan sólo podrán una cosa: pronunciar un muy determinado nombre. Se desea que lo digan a menudo y se desea también que lo digan ante muchos, en una comunidad por lo tanto, para que muchos lo aprendan y se reconforten al pronunciarlo. Pero lo que hacen estas sombras si no  —su tamaño, su aspecto, su alimento, su obra—, al famoso le es más indiferente que el aire. Mientras uno se preocupa de los propietarios de bocas decidoras de nombres, mientras las recluta, las corrompe, incita o fustiga, no es aún célebre del todo. En ese caso está sólo preparando los cuadros para su ulterior ejército de sombras. Ya ganada, la gloria puede permitirse despreocuparse de todos, sin perder nada con ello.
Las diferencias entre el rico, el detentador del poder y el famoso, acaso pueden resumirse así:
El rico colecciona montones y rebaños. En lugar de éstos está el dinero. Los hombres no le interesan; le es suficiente el poder comprarlos.
El detentador del poder colecciona hombres. Los montones y los rebaños nada le significan, a no ser que los necesite para la adquisición de hombres. Pero quiere hombres que viven, para enviarlos de avanzada o llevarlos consigo a la muerte. Los muertos anteriores y los que nacerán después sólo le importan en lo mediato.
El famoso colecciona coros. De ellos, sólo quiere escuchar su nombre. Pueden estar muertos o con vida, o ni siquiera con vida, eso es indiferente, basta que sean grandes y ejercitados en corear su nombre.

Traducción de Horst Vogel 

Masa y poder (1960)
Elías Canetti

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