sábado, 29 de marzo de 2008

Melancolía

Llegué hasta las ciudades fronterizas del Norte,
y en el Sur visité las riberas insalubres del mar.
Mas no hallé en los confines de la tierra y del cielo
lugar adonde se pueda huir dejando la tristeza atrás.
Melancolía
Liu K'o-chuan

jueves, 27 de marzo de 2008

Los Siete Mensajeros

Habiéndome puesto en camino para explorar el reino de mi padre, voy alejándome día por día de la ciudad, y las noticias que me llegan de ella se hacen cada vez más raras.
Empecé el viaje poco después de cumplir los treinta años, y ya han transcurrido más de ocho; exactamente ocho años, seis meses y quince días de ininterrumpido caminar. Partí con la creencia de que me sería fácil alcanzar los confines del reino; constantemente he ido encontrándome con gentes y países distintos; y, en todas partes, hombres que hablaban mi misma lengua y se declaraban súbditos míos.
A veces, pienso que la brújula de mi geógrafo se ha vuelto loca, y que, creyéndonos siempre camino del Mediodía, hemos estado en realidad dando vueltas a nuestro alrededor, sin que la distancia que nos separa de la capital variase; esto podría explicar por qué no hemos alcanzado todavía la lejana frontera del reino.
Los siete mensajeros
Dino Buzzati

domingo, 23 de marzo de 2008

Las Locuras De Bartlebooth

Paul Auster, Brooklyn Book Festival 2007
El microcosmos de Georges Perec en "La vida: instrucciones de uso" está poblado en su mayor parte por un heterogéneo surtido de excéntricos, coleccionistas obsesivos, anticuarios, miniaturistas y disparatados académicos. Si tuviéramos que señalar a un personaje central en este voluble mundo caleidoscópico, éste sería Percival Bartlebooth, un excéntrico millonario inglés cuyo loco e inútil proyecto de cincuenta años cumple la función de emblema en la obra en su conjunto. Consciente desde su juventud de que su fortuna lo condenará a una vida de aburrimiento, dedica diez años a estudiar el arte de las acuarelas con Serge Valéne. Aunque no tiene un talento especial para la pintura, por fin alcanza un nivel aceptable de competencia. Luego, en compañía de un críado, realiza un viaje alrededor del mundo que le llevará veinte años con la sola intención de retratar en aquarelas quinientos puertos diferentes.


Traducción de María Eugenia Ciocchini
El Arte Del Hambre
Paul Auster

sábado, 22 de marzo de 2008

Yo, Jean Baptiste Hargous

Bernardo Atxaga
Yo, Jean Baptiste Hargous, soldado desde que tenía unos trece años, dejé mi ciudad de Nancy el día quinto del mes de diciembre del año después de la Encarnación de Nuestro Señor de ochocientos sesenta y siete, y partí a luchar contra el ejército de los normandos bajo el estandarte de Lorena, que era azul y blanco. Pues los normandos habían saqueado las ciudades de Blois y Orleáns, que nos eran muy hermanas, y el conde Lotario, dueño del reino y de nuestras vidas, hombre de poca paciencia, decidió no quedarse al resguardo de las murallas. Partimos, pues, como he dicho, el quinto día de diciembre, en número de dos mil hombres y setecientos caballos.
Obabakoak
Bernardo Atxaga

Ritornello

Nada hay en mí, sino esos horizontes
que alguien dormido contempla desde un mar:
desde otro mar, que acaso ya no existe.
Paeménides
Jaime Siles

La LLanura

William Somerset Maugam
Fue más bien el valle del Rin, la ancha y dorada llanura a la luz del crepúsculo, el valle del Rin con su río, una cinta plateada, que lo atravesaba por el medio, y las torres lejanas de la ciudad de Worms; fue la inmensa llanura sobre la que descansaba mi vista cuando, siendo yo estudiante en Heidelberg, tras caminar por los montes poblados de abetos, sobre la ciudad vieja, llegaba de pronto a un claro. Y como fue allí donde por vez primera tuve conciencia de la belleza, como fue allí donde conocí el primer resplandor que emite la adquisición del saber (cada libro que leía era una aventura extraordinaria), como allí conocí por primera vez el deleite de la conversación (aquellos maravillosos clichés que cada muchacho descubre como si nadie los hubiera descubierto con anterioridad); como allí terminaba el paseo matinal por el soleado Anlage con el café y la tarta que servían de alivio a mi abstemia juventud al término de una esforzada caminata, como allí tuvieron lugar las tardes de asueto en las terrazas del castillo, con la bruma azul sobre los tejados de la ciudad vieja, allá abajo; como allí conocí a Goethe y a Heine y a Beethoven y a Wagner y (¿por qué no?) a Strauss y sus valses, y las cervecerías al aire libre, donde tocaba la banda de música y la muchachas de trenzas doradas caminaban de un modo extrañamente reposado, debido a todas estas cosas, rememoraciones que revisten toda la fuerza necesaria para apelar a los sentidos de un modo irresistible, para mí la palabra llanura no solo remite en cualquier parte del mundo y de un modo exclusivo al valle del Rin, sino que el único símbolo de la felicidad que conozco es una anchurosa perspectiva toda dorada al sol poniente, con un brillante hilo de plata que la atraviesa por el medio, como el sendero de la vida o el ideal que a uno le guía a lo largo de la vida, y a lo lejos las torres grises de la ciudad vieja.
En Un Biombo Chino
William Somerset Maugham

lunes, 17 de marzo de 2008

Esta Tarde Larguísima...

Esta tarde larguísima de otoño que me lleva
con tanto invierno helado perdido entre los huesos,
yo quisiera llorar sin que nadie me viese,
sin que ninguno osara preguntarme:
¿Sabes adónde vas, puedes decirnos
si vas hacia algún fin o hacia la nada?
¿Sabes si al detenerte de pronto has terminado,
si perderás los ojos o el habla para siempre?

Yo sé que algo terrible me espera allá a lo lejos,
adonde ciegamente hoy me están empujando.
Llegaré de seguro y tantos cuando llegue
dirán: ¿Eres tú acaso el mismo que esperábamos?
Los Hijos Del Drago
Rafael Alberti

sábado, 15 de marzo de 2008

La amistad de Wang Wei

Fuente:Wikipedia
Un sauce llorón al borde
del Lago de la brisa de Mayo
en el parque del Mediodía en Pekín
y el pájaro blanco cuyo nombre ignoro
que se posa en los arrozales de Kuantung
o sobre el costado de un hipopótamo
al fresco en el lodo

Han hecho el viaje para venir a decirme
esta mañana en la vigilia

El designio secreto del viajero
es ignorar a dónde va
La amistad de Wang Wei
Claude Roy

jueves, 13 de marzo de 2008

Canción del Jinete

Córdoba.
Lejana y sola.

Jaca negra, luna grande,
y aceitunas en mi alforja.
Aunque sepa los caminos
yo nunca llegaré a Córdoba.

Por el llano, por el viento,
jaca negra, luna roja.
La muerte me está mirando
desde las torres de Córdoba.

¡Ay qué camino tan largo!
¡Ay mi jaca valerosa!
¡Ay, que la muerte me espera,
antes de llegar a Córdoba!

Córdoba.
Lejana y sola.
Canciones
Federico García Lorca

Quién se acuerda de los Hombres

Jean Raspail
El señor Gaston Lemay era un hombre feliz.Estaba en paz consigo mismo, lo esencial para un solterón egoísta. Vivía de sus rentas en Carpentras, en la calle del Obispado, solo, con su vieja ama de llaves, en el primer piso de un caserón que daba a un jardín. Cada lunes jugaba al whist, cada miércoles al billar, el jueves los dedicaba a hacer largas caminatas, los viernes a husmear en las librerías especializadas de Aviñón, los sábados en visitar a sus amigos y los domingos recibía sus invitados a cenar; el resto del tiempo lo pasaba encerrado en su gabinete rodeado de sus libros de viajes. Estaba estudiando el proyecto de consagrar una gran obra a los exploradores y grandes viajeros franceses de ese siglo en todo el mundo. En la ciudad, se hablaba de ello con gran respeto. Se trataba de una obra tan monumental que estaba seguro de no poder llevar a término pues, desde que había intentado pasar en fichas uno de los libros de su preciosa biblioteca- precisamente las obras completas de Alcide Orbigny, explorador de la Patagonia entre 1802 y 1857-, se había ensimismado tanto en su lectura que, a veces, se olvidaba de trabajar o de leer para soñar con países lejanos.
A pesar de su carácter mediterráneo el señor Gaston Lemay sentía una especial atención por los países fríos y las soledades marítimas desoladas.
Al cabo de unos años el señor Gaston Lemay cerró su mansión y abandonó Carpentras sin dar explicaciones. Zarpó rumbo a Chile en un barco de tres mástiles, el Marie-Anne, armado y equipado en Bordes. No se le volverá a ver jamás, ni a él, ni al Marie-Anne, ni a ninguno de los veintisiete hombres de la tripulación.
Quién se acuerda de los Hombres
Jean Raspail

martes, 11 de marzo de 2008

Kahú

Le debía a mi perro más de lo que me debía él a mí. Kahú, se llamaba, un mil razas más listo que el pícaro zagal de El lazarillo de Tormes. Era mi compañero de viajes, siempre de aquí para allá, del frío al calor, de la luz a la sombra. ¡Cómo me quería! ¡Y cómo olvidar aquella respuesta, en dos modulados ladridos, a la pregunta que le hice mientras comíamos de la misma tartera frente al lago Ikón, un més antes de que le atropellara un loco sobre una moto.
-Kahú, ¿crees que tal vez debería tomar mujer? Tengo 58 años, y...
-Guau, guau- respondió, es decir: -La próxima vez, ¿podrías poner menos sal a la comida?
Murió hace seis años. Yo sigo soltero. Dejé la sal.
"Kahú"

Impression De Voyage

Foto de autor desconocido. Oscar Wilde
Teñido de zafiro estaba el mar,
Tal ópalo candente ardía el cielo;
Izamos velas a aquel viento suave,
Hacia tierras azules, por el este.
Pronto oteé, desde la erguida proa,
Zacinto, sus olivos y ensenadas,
El risco de Ítaca, el Licaón nevado,
Las floridas colinas de la Arcadia.
No había otros sonidos que el velamen
Batiendo contra el mástil, el murmullo
Del agua en los costados y el de risas
De chicas en la popa, cuando el Oeste
Se encendió sobre el mar en un sol rojo.
Por fin me hallaba ya en tierras de Grecia.
Impresión De Viaje
Oscar Wilde

El Jardinero ( 64)


"La carretera ardorosa y polvorienta ha sido mi día.Ahora en la gratitud fresca del anochecer,llego a la puerta de la posada ruinosa y desierta.Una higuera lóbrega agarra sus raíces ávidas por las grietas hondas del paredón.

Un tiempo, los caminantes venían aquí a lavar sus pies rendidos, tendían sus esterones en el patío, y, a la luz tenue de la luna temprana, se sentaban a hablar de tierras distantes...Despertaban con el alba descansados, y oían alegres los primeros pájaros, y las flores amigas les daban los buenos días cabeceando en el vallado.

A mí no me esperaba ninguna lámpara encendida. El hollín que dejaron todas las lámparas olvidadas,me mira con ojos ciegos desde la pared.Entre los matojos de la charca seca,van y vienen las luciérnagas, y el bambú echa su sombra sobre el herbazal del sendero...nadie me acoge en el morir del día; sólo me espera la noche larga, y estoy cansado."

"El Jardinero"
Tradución de Zonobia Camprubí y Juan Ramón Jiménez
Rabindranath Tagore

lunes, 10 de marzo de 2008

Viajes

Huub Milder. Acqua Alta
Los viajes, porque nos enriquecen de recuerdos, agrandan la vida.
El viajero es pájaro que vuela.

Describió su viaje por Europa como una serie ininterrumpida de decisiones acerca de dónde comer.
Si usted quiere vida y recuerdos, viaje.

Los días, como uno mismo, tienden a repetirse. Y cuando se está de viaje suceden muchas cosas fuera de lo habitual. La impaciencia es un mal que aqueja a casi todos los viajeros. Si uno anda, quiere llegar, y si ha llegado, muy poco después quiere partir. ¿ Dónde está pues, el placer del viaje ? Como el de tantas cosas, en la mente, en el recuerdo.
Apuntes
Adolfo Bioy Casares

viernes, 7 de marzo de 2008

El tedio


"Así pues, hacia el mediodía subí a mi viejo y desvencijado automóvil y atravesé la ciudad con el habitual sentimiento de desazón y repugnancia que parecía incrementarse a medida que me acercaba a la meta. Con el corazón cada vez más oprimido por un peso angustioso, desemboqué por fin en la vía Appia, entre los cipreses, pinos y ruinas de ladrillos, a lo largo de bancales cubiertos de hierba. La verja de mi madre se encontraba a la derecha, en la mitad de la vía Appia, y yo, como de costumbre, la buscaba con los ojos, casi esperando no verla por algún milagro y así poder continuar recto hasta los Castillos y después volver a Roma y al estudio. Pero allí estaba la verja,abierta de par en par,se habría dicho que sólo por mí,para detenerme y engullirme a mi paso.Moderé la marcha, giré bruscamente y, con una sacudida suave y sorda de las ruedas, entré en la avenida de grava entre dos hileras de cipreses. La avenida subía en ligera pendiente hasta la villa, que se divisaba al fondo;y entonces,al mirar los pequeños cipreses negros,polvorientos y rizados y la villa roja y chata,encogida bajo el cielo lleno de cirros grises parecidos a rollos de algodón sucio, reconocí en mi ánimo el horror consternado que me asaltaba cada vez que iba a visitar a mi madre..."

El Tedio
Alberto Moravia

Escritos De Un Salvaje

Paul Gauguin. Autorretrato 1893, 1894.
Palabras, palabras...

El artista, a los diez años, a los veinte, a los cien, es siempre artista: pequeño, un poco más grande o muy grande.

He sido bueno algunas veces; pero no me congratulo de ello. He sido malo a menudo, pero no me arrepiento.

En su púlpito, el sacerdote habla del infierno farfullando; sentadas en sus sillas, las señoras hablan de la moda.

He tomado una resolución definitiva: irme a vivir para siempre a Oceanía. Así podré acabar mis días libre y tranquilo, sin preocuparme por el mañana y sin la eterna lucha contra los imbéciles

Escritos de un salvaje
Paul Gauguin

lunes, 3 de marzo de 2008

En las montañas de Holanda

Cees Nooteboom. Fuente:Facebook

Camino, carretera, weg, straat, baan. Siempre me ha llamado la atención que, en holandés, la palabra weg signifique también ausencia. Camino, en español, es weg, en su acepción corriente, pero también viaje. Pues, bien. viaje es asimismo por definición la ausencia de lugar de donde se ha partido, pero le falta, después de todo, la brutal contundencia de weg. Sobre las vías de comunicación en todos sus significados yo, a causa de mi oficio, he filosofado, claro está, con bastante frecuencia, ya que, trátese de vía, camino, carretera, senda o calle, son palabras que en cualquier diccionario que se precie llevan siempre un séquito de expresiones idiomáticas y alegóricas que dan qué pensar, sobre todo cuando la vida de uno, como es mi caso, se compone de carreteras y hay que pasarla en gran parte en las carreteras. La idea de que prácticamente todas las carreteras entre Delft, Zaragoza, Isfahan y Pequín están unidas entre sí abre unas perspectivas tan vertiginosamente laberínticas que apenas puedo permanecer sentado aquí, en el aula.

Traducción del neerlandés de Felipe Lorda i Alaiz.
En Las Montañas De Holanda
Cees Nooteboom

sábado, 1 de marzo de 2008

Sobre Los Viajes

Philip Alexius de László: André Maurois
Einstein sostenia que también podría decirse: "¿ Para Princeton en este tren?, como: "¿Este tren para en Princeton?"Debemos confesar que si el viaje sólo fuese un traslado rápido entre dos puntos del espacio, viajar sería una triste locura." Los viajes no existen...-escribe Claude Roy- Con los países extranjeros ocurre lo que al Dios escondido de Pascal: no se les encontraría si no se les hubiese buscado. Hace falta merecerse los viajes, haber tenido ganas de hacerlos durante años. Por lo que es ( más bien ) la juventud quien forma a los viajes. Pues los verdaderos viajes no forman a la juventud; surgen de ella."
Entre la parte de la cultura en los placeres del viaje, y la parte de los contactos personales, Claude Roy establece un justo equilibrio:"Sé muy bien -dice- que la suprema dicha y el mayor genio consisten en vivir por cuenta propia, en ver todo cuanto todo el mundo ha visto como nadie lo había visto. Pero lo que los demás dijeron nos ayuda a decir lo que no dijeron...Una ciudad que nos gusta no es solamente, a Dios gracias, la perpendicular de calles y avenidas que nuestra mirada recorre. Es también lo que otras miradas, antes que la nuestra, han recorrido, y que nos ayudan a volverla a recorrer."
¿Habría yo experimentado, sin Dickens, la animación calurosa de Londres la víspera de Navidad cuando las buenas gentes, con la cara enrojezida por el frío, corren con sus paquetes cargados de ternura? ¿Habría, sin Barrés, comprendido el secreto de Toledo?
De Aragon A Montherlant...
André Maurois