lunes, 31 de agosto de 2009

Los habitantes son en realidad encantadores

Imagen:The Alfred Agate Collection: The United States Exploring Expedition, 1838-1842
Fuente:DEPARTMENT OF THE NAVY -- NAVAL HISTORICAL CENTER
November 15th, 1835.

I was pleased with nothing so much as with the inhabitants. There is a mildness in the expression of their countenances which at once banishes the idea of a savage; and an intelligence which shows that they are advancing in civilisation. The common people, when working, keep the upper part of their bodies quite naked; and it is then that the Tahitians are seen to advantage. They are very tall, broad-shouldered, athletic, and well-proportioned. It has been remarked that it requires little habit to make a dark skin more pleasing and natural to the eye of a European than his own colour. A white man bathing by the side of a Tahitian was like a plant bleached by the gardener's art compared with a fine dark green one growing vigorously in the open fields. Most of the men are tattooed, and the ornaments follow the curvature of the body so gracefully that they have a very elegant effect. One common pattern, varying in its details, is somewhat like the crown of a palm-tree. It springs from the central line of the back, and gracefully curls round both sides. The simile may be a fanciful one, but I thought the body of a man thus ornamented was like the trunk of a noble tree embraced by a delicate creeper.

Many of the elder people had their feet covered with small figures, so placed as to resemble a sock. This fashion, however, is partly gone by, and has been succeeded by others. Here, although fashion is far from immutable, every one must abide by that prevailing in his youth. An old man has thus his age for ever stamped on his body, and he cannot assume the airs of a young dandy. The women are tattooed in the same manner as the men, and very commonly on their fingers. One unbecoming fashion is now almost universal: namely, shaving the hair from the upper part of the head, in a circular form, so as to leave only an outer ring. The missionaries have tried to persuade the people to change this habit; but it is the fashion, and that is a sufficient answer at Tahiti, as well as at Paris. I was much disappointed in the personal appearance of the women: they are far inferior in every respect to the men. The custom of wearing a white or scarlet flower in the back of the head, or through a small hole in each ear, is pretty. A crown of woven cocoa-nut leaves is also worn as a shade for the eyes. The women appear to be in greater want of some becoming costume even than the men.


Los habitantes son en realidad encantadores. Tienen sus facciones tal dulzura de expresión que no es posible imaginar que sean salvajes; y es tan grande su inteligencia que progresan en la civilización con suma rapidez. Los trabajadores van desnudos hasta la cintura, y así es como mejor puede admirarse a los tahitianos. Son altos, bien proporcionados, anchos de hombros; en una palabra, verdaderos atletas. No sé quién ha dicho que el europeo se acostumbra con facilidad al espectáculo de las pieles oscuras y que éstas llegan a parecerle tan agradables y tan naturales como la suya blanca. Un hombre blanco que se baña al lado de un tahitiano hace el mismo efecto que una planta blanqueada a fuerza de cuidados, al lado de un hermoso brote verde oscuro que crece vigoroso en medio del campo. Casi todos los hombres están pintarrajeados; pero acompañan tan graciosamente esas pinturas las curvas del cuerpo que producen un efecto muy elegante. Uno de los dibujos más comunes, pero cuyos detalles varían al infinito, puede compararse a la corona de una palmera. Parten estos dibujos, de ordinario, de la columna vertebral y se encorvan con arte a los lados del cuerpo. Podrá creerse que exagero, pero viendo el cuerpo de un hombre ornamentado en esta forma no he podido prescindir de compararlo al tronco de un hermoso árbol rodeado por delicadas plantas trepadoras. Casi todos los viejos tienen los pies cubiertos de dibujos delicados, dispuestos de manera que simulan un zapato; aun cuando ha desaparecido ya en gran parte esta moda, siendo sustituida por otra. Aquí como en todas partes cambian las modas con bastante frecuencia; pero quieras o no quieras, hay que someterse a dejar que reine cuando se es joven. De este modo cada viejo lleva impresa, por decirlo así, su edad en su cuerpo y no puede jugar a los pollos. Las mujeres se pintan lo mismo que los hombres, y muchas veces llevan tatuajes en los dedos. Ahora (1835) se ha hecho casi universal la moda de afeitarse la parte superior de la cabeza no dejando más que una corona de cabellos. Los misioneros han intentado reducir a los tahitianos a que abandonen tal costumbre, pero es moda, y esta razón es tan suficiente en Tahití como en París. Declaro que las mujeres me han desencantado; están muy lejos de ser tan hermosas como los hombres. Tienen, sin embargo, costumbres muy bonitas; por ejemplo: la de llevar una flor blanca o roja en la parte posterior de la cabeza, o en agujerito hecho en cada oreja, También suelen llevar una corona de hojas de cocotero, pero esto no es ya un adorno sino protección para los ojos. En resumen, paréceme que las mujeres ganarían mucho, más que los hombres, llevando un traje cualquiera.
Viaje de un naturalista alrededor del mundo
(Traducción Manuel Vílchez de Serradel,1906)
Charles Darwin

sábado, 29 de agosto de 2009

Lo real maravilloso

Vladimir Kush. En el fin de la Tierra.
Para empezar, la sensación de lo maravilloso presupone una fe. Los que no creen en santos no pueden curarse con milagros de santos, ni los que no son Quijotes pueden meterse, en cuerpo, alma y bienes, en el mundo de Amadís de Gaula o Tirante el Blanco. Prodigiosamente fidedignas resultan ciertas frases de Rutilio en Los trabajos de Persiles y Segismunda, acerca de hombres transformados en lobos, porque en tiempos de Cervantes se creía en gentes aquejadas de manía lupina. Asimismo el viaje del personaje, desde Toscana a Noruega, sobre el manto de una bruja. Marco Polo admitía que ciertas aves volaran llevando elefantes entre las garras, y Lutero vio de frente al demonio a cuya cabeza arrojó un tintero. Victor Hugo, tan explotado por los tenedores de libros de lo maravilloso, creía en aparecidos, porque estaba seguro de haber hablado, en Guernesey, con el fantasma de Leopoldina. A Van Gogh bastaba con tener fe en el Girasol, para fijar su revelación en una tela.

Lo real maravilloso se encuentra a cada paso en las vidas de hombres que inscribieron fechas en la historia del Continente y dejaron apellidos aún llevados: desde los buscadores de la fuente de la Eterna Juventud, de la aúrea ciudad de Manoa, hasta ciertos rebeldes de la primera hora o ciertos héroes modernos de nuestras guerras de independencia de tan mitológica traza como la coronela Juana de Azurduy. Siempre me ha parecido significativo el hecho de que, en 1780, unos cuerdos españoles, salidos de Angostura, se lanzaran todavía a la busca de El Dorado, y que, en días de la Revolución francesa -¡vivan la Razón y el Ser Supremo!-, el compostelano Francisco Menéndez anduviera por tierras de Patagonia buscando La Ciudad Encantada de los Césares.

El reino de este mundo
Alejo Carpentier

viernes, 28 de agosto de 2009

Haikus

Liao Lin Shen. Viajero regresando a casa.
Al salir de mi casa ya soy
uno más que va errando
por la tarde de otoño.

Todo florece.
Se me hace tarde
volviendo a casa
por el sendero.

Haikus
Yosa Buson

Retrato moral

Francisco de Goya: Mujeres riéndose(detalle). Fuente: Wikipedia
Amor Se Escribe Sin Hache
(Novela casi cosmopolita)
......
Retrato moral
Con respecto al carácter, soy un sentimental y un romántico incorregible. Pertenezco, aun cuando tal declaración produzca cierta extrañeza, al grupo de los de
... la vielle boutique romantique...
Naturalmente que, en el fondo, como todos los románticos y los sentimentales, soy un sensual, pues el romanticismo no es sino la aleación de la sensualidad con la idea de la muerte. Pero eso no quita para que adore las puestas de sol y las noches estrelladas; para que, instintivamente, busque la dulzura en la mujer; para que me guste besarle las manos y los hombros; para que al final de una sesión de amor le haya propuesto el suicidio a más de una; para que ciertas melodías me dejen triste; para que haya llorado sin saber por qué en brazos femeninos y para que haya hecho, en fin -y esté dispuesto a hacer todavía-, muchas de las simplezas inherentes a los románticos y sentimentales.
No obstante, lo común es que me haga reír ver llorar a las mujeres.
Y que me haga llorar ver reír a mi hija.
Me gusta tratar bien a los humildes y tratar mal a los que se hallan situados en la parte alta del "tobbogan" de la vida. Odio a los fatuos, y si las leyes no existieran, dedicaría las tardes de los domingos a asesinar a tiros de pistola a todos los fatuos que conozco. También asesinaría a los que ahuecan la voz para hablar. Y a los que hablan alto sin ahuecar la voz. En resumen: asesinaría bastante gente.
Soy alegre; pero a veces me pongo muy triste y tengo "días grises", para combatir los cuales escribo versos, versos que rompo y no publico, porque opino que publicar y cobrar los versos sinceros es tan sucio como comerciar con la belleza de la mujer que perfuma con sus cabellos nuestra almohada. (Esos versos suelen ser malos, pero desde luego no tanto como los que se publican en las revistas ilustradas semanalmente.)
Es decir: soy a ratos optimista y a ratos pesimista, como persona verdaderamente sensible, ya que la vida, en suma, no es más que un torbellino vertiginoso de reacciones.
Soy vanidoso. (Todo el que crea es vanidoso, aunque lo creado sea un niño feo.) Soy bueno..., algo bueno..., un poco bueno... (Nada más que un poco, porque no me gusta desentonar demasiado entre mis semejantes.) Soy sincero, como lo observarán cuantos lean estas páginas. Sin embargo, en las cosas pequeñas, miento mucho; miento sin causa, miento por el placer de mentir.
Dentro de mi vanidad, disfruto de una gran modestia, y así los elogios, al tiempo que me agradan, me llenan de confusión y vergüenza. He tenido éxitos y ocasiones, por tanto, para que los amigos organizasen muchos banquetes en mi honor, pero jamás lo he tolerado.
La opinión ajena me tiene perfectamente sin cuidado; lo que los demás murmuren de mí no me ha hecho ni me hará variar jamás de conducta. Pero cuando he sabido que una persona me difamaba, la he retirado el saludo de un modo automático. Con este sistema, que recomiendo, me he suprimido el trabajo de hablar con mucho imbécil. Por lo demás, nunca me ha asustado ponerme enfrente de los prejuicios sociales, sobre todo en mis épocas de lo que el "Larrañaga", de Pío Baroja, llama "tristanismo".
Tengo un alma que se apasiona por ráfagas, pero el Destino y las ráfagas de desapasionamiento no han permitido que mi corazón saciase nunca por completo su rabiosa sed de ternura.
Soy variable y mudable, como las nubes; lo que me alegra unas veces, me entristece otras y viceversa.
He vivido siempre a la ligera, sin preocuparme demasiado de los problemas que me salían al paso, y sin asustarme nunca de los conflictos que mi propia ligereza me creaba, porque siempre he creído que la existencia es un juego de azar y sólo los perturbados se obstinan en regir el azar con las leyes del cálculo y del razonamiento.
La Naturaleza me ha concedido una enorme resistencia nerviosa y una fuerte presencia de ánimo para resolver esos momentos decisivos que la existencia nos prepara detrás del biombo de las circunstancias. Y por su parte, éstas se han recreado en brindarme "momentos decisivos".
Amor Se Escribe Sin Hache
Enrique Jardiel Poncela

jueves, 27 de agosto de 2009

La fábrica de los portentos

Kay Nielsen: Arabian Nights. Fuente imagen: Artsycraftsy
La fábrica de los portentos
(La propuesta narrativa de 'Las mil y una noches' es de una arquitectura perfecta)
Jorge Luis Borges dice que la empresa de leer por completo las Mil y una noches puede llevar a la locura. He probado a desmentir a Borges intentando ese ejercicio desmedido de lectura, la primera vez en la adolescencia, y lo he conseguido ya tres veces, la última hace unas pocas semanas, sin más consecuencias que un encandilado sentimiento de epifanía, como ocurre siempre que uno se halla de frente a la majestad del milagro, los pies en el aire como si levitaran encima de la superficie encrespada de un mar de ilusiones y de portentos donde no hay sentido de la mesura.Es un mar sin sosiego de más de 3.000 páginas, si uno se atiene para este ejercicio que bien recomiendo a la traducción desde el árabe clásico al francés del doctor Mardrus, que Rubén Darío prefería por encima de la de Garland, o la de Burton, a las que mejor acude Borges.
Y fue la versión francesa del doctor Mardrus la que Vicente Blasco Ibáñez, tan famoso en su tiempo como Gabriel García Márquez, y leído por igual en las barberías, utilizó para la versión en español que yo conservo desde hace medio siglo, en sus dos tomos en papel biblia, empastados en rojo maravilla.
La propuesta narrativa de Las mil y una noches es de una arquitectura perfecta, y en sí misma un acto de suprema imaginación: el califa Schahriar, engañado por su esposa con un negro entre los negros, de generosa dotación, manda decapitarla y decide, además, vengarse de las mujeres, ejecutando una tras otra a todas las jóvenes de su reino tras casarse con ellas, después de cumplida la noche nupcial.
No queda ninguna otra para ir al sacrificio sino Scheherezade, la hija del Gran Visir, quien se ofrece a correr el riesgo de la muerte con el designio de contarle al califa sanguinario una historia cada noche.
Y lo logra. Logra su salvación porque mantiene el suspenso y el interés del asesino de mujeres a lo largo de mil noches y una noche. Scheherezade se sabe todas las historias que se cuentan a través de los siglos, las que traen las caravanas desde los países más lejanos y desde los confines de todos los reinos, acumuladas por la tradición oral, y es, además, una narradora de gracia insigne como para detener el alfanje que pende cada amanecer por encima de su cabeza, fácil de palabra, encantadora en gestos, en la virtud de sus dramatizaciones, en la imitación de las voces de sus personajes; y conoce, como todo buen narrador, el momento en que debe detener cada noche su relato para que el sultán se mantenga pendiente hasta la noche siguiente.
Si un día vacila, o se equivoca, o falla en atraer el interés del sultán que bosteza aburrido, su cabeza no amanecerá sobre sus hombros. En contar le va la vida.
Pero la perfección de la arquitectura del libro que reúne centenares de historias, tiene una doble dimensión. Porque detrás de Scheherezade, a merced del sultán en el harén del palacio real, alguien más cuenta, y ese alguien es el contador de cuentos de los mercados populares, que atrae a su alrededor a una multitud de escuchas; él también conoce todas las narraciones de la tradición oral, y sabe la gracia que se necesita para contarlas.
Cuenta una historia tras otra, no para salvar su vida, sino para ganársela. Si su historia es mala, si no está bien contada, si no atrae el interés de sus oyentes, las monedas no caerán sobre el plato de estaño que tiene a sus pies, y no podrá comer ese día.
Ambos, Scheherezade en el palacio del sultán, y el narrador callejero en las plazas y en los mercados, se salvan de la muerte y del hambre por medio de su habilidad con las palabras. Se salvan gracias al poder de su lengua. Los salva la imaginación, y el arte de contar.
Y aún hay una tercera dimensión en toda la arquitectura de Las mil y una noches, el aposento de ese palacio encantado que es el libro todo, donde se hacinan los verdaderos autores de los cuentos: el pueblo de beduinos de las caravanas, de mercaderes y arrieros, de pescadores y campesinos, de muleros y camelleros, de esclavos de los palacios reales, de mujeres de los harenes, de comadres y parteras, de vagabundos y pordioseros, de artesanos y marineros, que son los que han inventado a través de los siglos esa miríada de historias, hijas de sus propios deseos insatisfechos, de sus necesidades y temores, de su deslumbramiento frente a la riqueza, de sus ansias del milagro que los convierta en poderosos de la noche a la mañana, de que aparezca el efrit dueño de la lámpara maravillosa, que les entregará todas las riquezas del mundo y aliviará para siempre su pobreza secular.
De alguna manera, ellos también se salvan por las palabras encantadas que le dictan al contador de cuentos callejeros que a su vez las dicta a Scheherezade a lo largo de las mil noches y una noche de su salvación, y de la salvación de las mujeres del reino frente a la furia asesina del sultán engañado.
La fábrica de los portentos
El PAÍS. Opinión.27/08/2009
Sergio Ramírez

El balcón

Felisberto Hernández. Fuente: diario Clarín.

Había una ciudad que a mí me gustaba visitar en verano. En esa época casi todo un barrio se iba a un balneario cercano. Una de las casas abandonadas era muy antigua; en ella habían instalado un hotel y apenas empezaba el verano la casa se ponía triste, iba perdiendo sus mejores familias y quedaba habitada nada más que por los sirvientes. Si yo me hubiera escondido detrás de ella y soltado un grito, éste enseguida se hubiese apagado en el musgo.
El teatro donde yo daba los conciertos también tenía poca gente y lo había invadido el silencio: yo lo veía agrandarse en la gran tapa negra del piano. Al silencio le gustaba escuchar la música: oía hasta la última resonancia y después se quedaba pensando en lo que había escuchado. Sus opiniones tardaban. Pero cuando el silencio ya era de confianza, intervenía en la música: pasaba entre los sonidos como un gato con su gran cola negra y los dejaba llenos de intenciones.

El balcón
Felisberto Hernández

miércoles, 26 de agosto de 2009

EL PERITIO

Recreación artística de el peritio (detalle). Fuente: wikipedia
EL PERITIO
Parece que la sibila de Eritrea afirmó en uno de sus oráculos que Roma sería destruida por los Peritios.
Al desaparecer dichos oráculos en el año 642 de nuestra era (fueron quemados accidentalmente), quien se ocupó en restituirlos omitió el vaticinio y por ello en los mismos no hay indicación alguna al respecto.
Ante tan oscuro antecedente, se hizo necesario buscar una fuente que arrojara mayor luz sobre el particular. Así fue como tras mil y un inconvenientes se supo que en el siglo XVI un rabino de Fez (con toda seguridad Aaron-Ben-Chaim) había publicado un folleto dedicado a los animales fantásticos, donde traía a colación la obra de un autor árabe leída por él, en la que se mencionaba la pérdida de un tratado sobre los Peritios, al incendiar Omar la biblioteca de Alejandría. Si bien el rabino no ha dado el nombre del autor árabe, tuvo la feliz idea de transcribir algunos párrafos de su obra, dejándonos una valiosa referencia del Peritio. A falta de mayores elementos, es juicioso limitarse a copiar textualmente dichos párrafos; helos aquí:
"Los Peritios habitan en la Atlántida y son mitad ciervos, mitad aves. Tienen del ciervo la cabeza y las patas. En cuanto al cuerpo, es un ave perfecta con sus correspondientes alas y plumaje.
"Su más asombrosa particularidad consiste en que, cuando les da el sol, en vez de proyectar la sombra de su figura, proyectan la de un ser humano, de donde algunos concluyen que los Peritios son espíritus de individuos que murieron lejos de la protección de los dioses.
"...se los ha sorprendido alimentándose de tierra seca... vuelan en bandadas y se los ha visto a gran altura en las Columnas de Hércules.
"...ellos (los Peritios) son temibles enemigos del género humano. Parece que cuando logran matar a un hombre, inmediatamente su sombra obedece a su cuerpo y alcanzan el favor de los dioses...
"...los que cruzaron las aguas con Escipión para vencer a Cartago estuvieron a muy poco de fracasar en su empresa, pues durante la travesía apareció un grupo compacto de Peritios, que mataron a muchos... Si bien nuestras armas son impotentes ante el Peritio, el animal no puede matar a más de un hombre.
"...se revuelca en la sangre de su víctima y luego huye hacia las alturas.
"...En Ravena, donde los vieron hace pocos años, dicen que su plumaje es de color celeste, lo cual me sorprende mucho por cuanto he "leído" que se trata de un verde muy oscuro".
Aun cuando los párrafos que anteceden son suficientemente explícitos, es lamentable que a nuestros días no haya llegado ninguna otra información atendible sobre los Peritios.
El folleto del rabino que permitió esta descripción se hallaba depositado hasta antes de la última guerra mundial en la Universidad de Munich. Doloroso resulta decirlo, pero en la actualidad ese documento también ha desaparecido, no se sabe si a consecuencia de un bombardeo o por obra de los nazis.
Es de esperar que, si fue esta última la causa de su pérdida, con el tiempo reaparezca para adornar alguna biblioteca del mundo.
El libro de los seres imaginarios
(El Manual de zoología fantástica)
Jorge Luis Borges/Margarita Guerrero

martes, 25 de agosto de 2009

Creación del Hombre

Uno y el Universo
CREACIÓN DEL HOMBRE.
El doctor Lightfoot, vicerrector de la Universidad de Cambridge, mediante un cuidadoso estudio del Génesis, encontró que el hombre fue creado el 23 de octubre de 4004 a. C., a las nueve de la mañana.
Uno y el Universo
Ernesto Sábato

lunes, 24 de agosto de 2009

Thais de Alejandría

Auguste Raynaud. Regando el jardín.
De nación frigia dicen que era, y que había amanecido un día bailando en las calles de Alejandría. Otros la tienen por cretense, y más de dos ciudades antiguas se disputaron la gloria de su cuna.

Sus primeros amantes fueron marineros. Yo ignoro si en Alejandría había tabernas y si en esas tabernas los marineros de Levante se sentaban a beber, cantar y hacer el amor. Si las hubo, Thais se sentó más de una vez en las rodillas de un marinero de Tiro o de Esmirna, marineros que quizás habían pasado las Dos Columnas y navegado al ámbar y al estaño de los mares boreales, grises y fríos. Primero marineros, luego mercaderes. Y ya comenzaron las sedas y las perlas, el oro y el damasco, las esencias de rosa y jenjibre, la púrpura de las uñas, el añil de las pestañas, el carmín de Sidón y el incienso y la palma de alcanfor en los pebeteros. Un día toda Alejandría se sorprendió viendo a la danzarina en un hermoso palacio, con eunucos, esclavas y un príncipe ptolemaico a sus pies. Alejandría albergaba en su seno a la más rica y hermosa de las cortesanas, y todo el pueblo la alabó. Y comenzó la leyenda de Thais de Alejandría.

Balada de las damas del tiempo pasado
Alvaro Cunqueiro

domingo, 23 de agosto de 2009

El secreto Soñador

Adelaide Hanscom:Frontispicio de Rubaiyat. Fuente:A Journey Round My Skull

Elogio de la sombra

RUBAIYAT

Torne en mi voz la métrica del persa
a recordar que el tiempo es la diversa
trama de sueños ávidos que somos
y que el secreto Soñador dispersa.

Torne a afirmar que el fuego es la ceniza,
la carne el polvo, el río la huidiza
imagen de tu vida y de mi vida
que lentamente se nos va de prisa.

Torne a afirmar que el arduo monumento
que erige la soberbia es como el viento
que pasa, y que a la luz inconcebible
de Quien perdura, un siglo es un momento.

Torne a advertir que el ruiseñor de oro
canta una sola vez en el sonoro
ápice de la noche y que los astros
avaros no prodigan su tesoro.

Torne la luna al verso que tu mano
escribe como torna en el temprano
azul a tu jardín. La misma luna
de ese jardín te ha de buscar en vano.

Sean bajo la luna de las tiernas
tardes tu humilde ejemplo las cisternas,
en cuyo espejo de agua se repiten
unas pocas imágenes eternas.

Que la luna del persa y los inciertos
oros de los crepúsculos desiertos
vuelvan. Hoy es ayer. Eres los otros
cuyo rostro es el polvo. Eres los muertos.

Elogio de la sombra
Jorge Luis Borges

La sombra del Kilimanjaro

Leon Wells. El desierto rojo.
Así que estaba ansioso por visitar a pie una tierra salvaje en la que todavía hubiera depredadores en su propio ambiente. ¿Cómo sería caminar durante todo un mes en estrecha compañía con animales que me obligaran a bajar varios eslabones en la cadena alimentaria? La posibilidad se me presentó cuando Iain propuso una idea: efectuar una expedición a pie desde la cumbre del Kilimanjaro hasta el océano Índico, cruzando el vasto Tsavo, el parque nacional más grande del África Oriental. A pesar de la caza furtiva que el Tsavo sufrió en la década de los ochenta, los elefantes habían regresado y, con la escepción de los rinocerontes, a los que se cazó casi hasta su extinción, el ecosistema está al completo. Son veitiún mil kilómetros cuadrados de tierra salvaje, y atravesarla a pie sería lo mismo que cruzar todo un país.

Sería un viaje como aquellos a los que el antropólogo y aventurero italiano Fosco Marainí se refirió al hablar de las únicas formas auténticas de viajar: los viajes en donde los postes de señalización no nos resultan familiares, y en los que los nuevos mundos que vemos revelan elementos en nuestro interior cuya existencia ignorábamos.

La sombra del Kilimanjaro
Rick Ridgeway

viernes, 21 de agosto de 2009

Otra vida, una vida alternativa

G. Piana. Biblioteca de libros antiguos.
Hoy me doy cuenta, cuando conduzco por las calles de Jerusalén sin rumbo, de que lo único atractivo en la idea de tener una casa es para albergar mi biblioteca, y probablemente la biblioteca sería la única "patria" a la que yo pertenecería.
En una época muy temprana, antes de haber tomado una postura sobre "la otra vida", una de mis reservas esenciales referentes al "paraíso" era que no tenía biblioteca. El paraíso tanto en el concepto islámico, como una enorme pradera de recreo en las que corren ríos de alcohol y corretean mujeres hermosas y lícitas, o el paraíso en el concepto cristiano, como vida eterna con el Creador, tal y como la describen los libros de prédica donde los leones salmodian con las monjas. Yo me decía: "me suicido de aburrimiento si me ponen en un paraíso sin biblioteca". Quizá esta idea fuera la que hizo que tomara una postura ante la religión y quizás por su culpa abandoné pronto la idea de ir al paraíso.
Esto fue antes de leer a Borges, que imaginaba al mismo paraíso como una biblioteca, y antes de leer una novela, que se publicó en el año 2005, de un joven novelista libanés en la que imaginaba el infierno como una biblioteca que ocupa una de las plantas de la ciudad, cuyos habitantes no hacen más que copiar voluminosos libros y beber grandes cantidades de agua... La vida también consiste en algo parecido a esto.

Otra vida, una vida alternativa
Najwan Darwish

jueves, 20 de agosto de 2009

El cabo Bojador

Fuente imagen:Jim Hill Media
La ciencia y la técnica en el descubrimiento de América
Capítulo II
Las ciencias físico-matemáticas
La geografía
Son los descubrimientos lusitanos los que incorporaron el África entera a la Geografía, pero mucho antes los habían precedido otros exploradores valerosos. Es preciso retrotraerse a los comienzos del siglo XIV, conocer las supersticiones que atemorizaban a los navegantes y saber el rudimentario estado de la náutica de entonces, y aun de un siglo después, para admirar debidamente el coraje de los mallorquines que en el primer tercio de aquella centuria se arriesgaron a llegar al mar tenebroso; expediciones de las que no queda noticia fidedigna, pero sí del fruto de sus descubrimientos, en los primeros portulanos mallorquines. Tal, por ejemplo, el de Dulceti o Dulcert, fechado en Mallorca en 1339, que traza la costa africana en mayor trecho -dicen algunos- que los portulanos italianos, los cuales llegan sólo hasta el cabo Bojador, considerado como límite meridional del mundo.
Se daba por cierto, como hecho incontrovertible, que las comarcas ecuatoriales eran inhabitables por su sequedad y altísima temperatura, y se suponía la existencia de una zona perusta, de acuerdo con el dogma aristotélico.
Se tenía por verdad sólida que al sur del cabo Bojador (caput fines Africae), situado en la costa africana no lejos de las Canarias, se extendía el temible Mar tenebroso, en el cual la mezcla de las aguas hirvientes del trópico, con las frías procedentes del polo, producía espesa niebla de vapores que mezclada con las arenas del desierto acarreadas por los vientos formaba una masa impenetrable. El finis mundi se había desplazado algo desde la antigüedad, pero no pasó hacia S-O de esa barrera que se suponía infranqueable. Ya no era el precipicio que bordeaba el Ecumene de los griegos, pero significaba algo equivalente al terrorífico pulmón marino, que describe Estrabón en los confines boreales del mundo entonces accesible.
La ciencia y la técnica en el descubrimiento de América
Julio Rey Pastor

El país de las cumbres (fragmento)

Luis Romero. Almendros.
He descubierto la paz en el sur,
en un pequeño pueblo del sur
donde los hechos tienen la dimensión del hombre
y vivir no levanta sospechas.
Sus casas guardan cálido el temblor del abrazo
y hay en ellas rescoldos de los fuegos
de muchos inviernos sucediéndose.
No sé por qué mi alma
sobrevuela sus tierras ondulantes
como un águila más,
ni por qué mi deseo es seguir aquí,
entre estas gentes que esconden
una augusta verdad en sus corazones.

Ah el brillo en los ojos,
la piel curtida,
el halago de un predio que saluda al viajero
con los penachos brumosos de sus almendros.

Al atardecer, firmemente, me digo:
viejos lares cuidad de esta patria.

He descubierto la paz en el sur,
en un pequeño pueblo del sur
donde los hechos tienen la dimensión del hombre
y vivir no levanta sospechas.

La luna hiena
José Lupiáñez

miércoles, 19 de agosto de 2009

Noticias sobre VOLNEY

Ilustración de Las ruinas de Palmira, de VOLNEY
Constantino Francisco Chasseboeuf, más conocido con el nombre de VOLNEY, nació el 3 de febrero de 1757 en Craon-sur-Oudon, departamento de Mayenne.
Su padre, abogado del Tribunal de Craon, disgustado de su apellido Chasseboeuf, por el ridículo que alguna vez le produjo, hizo que su hijo tomase el de Boisgirais.

En 1782, Boisgirais, hallándose en posesión de seis mil francos de una herencia que le tocó, resolvió emprender un viaje que hacía mucho tiempo tenía en proyecto. El Oriente le cautivaba, y Egipto y Siria fueron los primeros países que se propuso visitar.
Para realizar este viaje, se preparó antes con ejercicios y fatigas de toda especie; carreras prolongadas, ejercicios violentos, vigilias, ayunos, etc; después, eligiendo el nombre de VOLNEY, que, según parece, no es otra cosa que la traducción fenicia del nombre de Chasseboeuf, se embarcó para la capital de Egipto. Después de consagrar ocho meses al estudio de las lenguas turca y árabe en un convento del Líbano, comenzó sus peregrinaciones, que duraron varios años, publicando a su vuelta El Viaje a Egipto y a Siria, que es una de sus mejores obras.

La vida del autor de Las Ruinas estuvo constantemente arreglada por esta ley natural:
Toda sabiduría, toda perfección, toda filosofía, consiste en la práctica de estos axiomas, fundados en nuestra propia organización: consérvate, instrúyete, instruye a los demás, modérate, vive para tus semejante, a fin de que ellos vivan para ti.

Prólogo a Las Ruinas de Palmira
J. Ribera

martes, 18 de agosto de 2009

El pulmón marino

Estudio preliminar
Esta Toulé era la nec sit terris ultima Thule de Séneca, isla maravillosa situadada más allá de las Islas Británicas en la que, en el solsticio de verano los días carecían de noche, y en el de invierno, las noches de día; y donde no había ni tierra, ni mar, ni aire, sino una cierta mezcla de todos estos elementos, especie de pulmón marino resultante de la combinación de estas tres cosas, que flotaba indeciso en el espacio, y en el que ni los pies encontraban apoyo ni los barcos lugar donde acostar.

La Novela Griega
(Traducción, noticias preliminares y notas de Juan B. Bergua)
Juan B. Bergua

La madre salvaje

Goldie Bel. Ninfa del bosque.
Hacía quince años que no volvía a Virelogne. Y lo hice en el otoño para cazar con mi amigo Serval, que había reconstruido su castillo, asolado por los prusianos.
Yo amaba infinitamente a esa tierra. Pertenece a ese tipo de deliciosos rincones del mundo que ofrecen a los ojos un inconfundible encanto sensual. Es posible amarlos con un amor físico. Los que tenemos predilección por la naturaleza, guardamos recuerdos tiernos de algunos manantiales, de ciertos bosques, lagunas y colinas vistos con frecuencia y que parecen esperarnos a manera de acontecimientos dichosos. Incluso a veces el pensamiento vuelve hacia determinado rincón del bosque, o al extremo de una ribera, o a un huerto repleto de flores, percibidos una única vez, durante cierto día alegre, y mantenidos en nuestro corazón como esas imágenes de mujeres encontradas al azar en una mañana de primavera, con ropa clara y transparente, y que nos dejan en el alma y en la carne un deseo nunca apaciguado, inolvidable, la sensación de la felicidad presentida.

Bola de Sebo y otros relatos
Guy de Maupassant

lunes, 17 de agosto de 2009

Pensamientos

Judy Gibson. Libros antiguos.
Adonde quiera que vayas, allí ha habido en el pasado una inteligencia como la tuya que ha materializado sus pensamientos. Los misterios de Eleusis, la arquitectura egipcia, la astronomía india, la escultura griega, todo ello demuestra que siempre ha habido en el planeta hombres capaces de ver y conocer.

No es un mal libro para leer un diccionario. No contiene banalidades, ni explicaciones superfluas, y está repleto de sugerencias, de materia prima para posibles poemas y narraciones.

Pensamientos
Ralph Waldo Emerson

domingo, 16 de agosto de 2009

Mare Tenebrosum

Cristóbal Colón. Misterio y grandeza
Capítulo IV
El Atlántico y la navegación de altura
El Mar Tenebroso o la Mar Océana
......
Más allá de los estrechos espacios costeros, el Óceano se hacía impenetrable, desconocido para el hombre medieval.La Edad Media latina lo definía Mare Tenebrosum, mientras que los árabes lo llamaban Bahr al-Zulamat, que significaba "el Mar de Tinieblas". También para los árabes era el "Océano Circundante" e incluso al Bahr al-Atlasi o "Mar de las Montañas Atlas", versión exacta de la palabra Atántico.
Leyendas y supersticiones lo habían poblado de animales fantásticos, agresivos y tenaces que defendían aquel mar tenebroso en el que no existía -se decía- más tierra.Un mar por el que resultaba aventurado adentrarse y que no conducía a ninguna parte. El geógrafo musulmán El-Edrisi se expreseba así a mediados del siglo XII: "Nadie sabe lo que hay en ese mar, ni puede averiguarse, por las dificultades que oponen a la navegación las profundas tinieblas, la altura de las olas, la frecuencia de las enfermedades, los innumerables monstruos que lo pueblan y la violencia de sus vientos.Hay, sin embargo, en este océano un gran número de islas habitadas y otras desiertas; pero ningún marino se atreve a penetrar en alta mar, limitándose a costear sin perder de vista el continente".
Cristóbal Colón. Misterio y grandeza
Luis Arranz Márquez

sábado, 15 de agosto de 2009

La Zona Perusta

Pero nada estimula más la imaginación de los hombres, alimentando nuestros miedos y nuestras esperanzas, como lo desconocido.
Se habla de la zona perusta donde, según aquel Aristóteles, que todo lo sabía, jamás llueve, y las aguas hierven por el mucho calor, cocinando los maderos y desfondando las naves. Se habla de terribles monstruos marinos que surgen de entre el vapor de las aguas al sur del cabo de la Esperanza, y que atrapan y trituran los navíos como si fueran de azúcar. Se habla de las criaturas de las antípodas, que viven con la cabeza para abajo. De hombres con un solo ojo en la frente y que no ven más que el futuro. De otros, con un ojo en la nuca para ver el pasado, que son sus esclavos. De mujeres con cabeza de puercos y otras con pezuñas de yegua que andan por las selvas enloqueciendo a los viajeros con sus hermosos cuerpos y sus rostros de vírgenes. Se habla también de los hombres-plantas que tienen un solo y gigantesco pie fijo en el suelo que les impide todo movimiento y así nacen y mueren esperándolo todo de las lluvias y el sol. Y por supuesto también hay mujeres con cuerpo de reptil que se arrastran como las serpientes y hombres que ladran en lugar de hablar, y niños que gobiernan imperios y tratan a los viejos como si fueran niños, y también, ¿por qué no?, ardientes amazonas de un solo pecho que fuerzan a los hombres a satisfacerlas, y, en palacios de marfil y jade, reinas que cubren su desnudez con polvo de oro y princesas que defienden su virtud con una fina vuelta de diamantes tras la que reluce, inalcanzable, el delicado sexo, y luego, en el Maluco, adonde se dice que vamos, el clavo, la pimienta, el azafrán, la canela, para regresar los más ricos, y títulos, gobernaciones, y honores sin cuento.
Maluco. La novela de los descubridores
Napoleón Baccino Ponce de León

El arte de viajar

H. Leung. Tierra de leyenda.
He leído relatos de viajes y comprendo que muy poca gente entiende el arte de viajar. A buen seguro, el hombre que sabe cómo viajar no se atemorizará ante un largo viaje para ver todas las cosas de la tierra y el mar y explorar toda su grandeza y misterio. Pero cierto talento en su pecho y cierta visión bajo sus cejas le dicen que no es necesario ir a todos los lugares bellos y famosos de la tierra y el mar a fin de explorar las maravillas y misterios de la naturaleza. Un día va a una caverna de piedra usando una gran cantidad de la energía de sus piernas, sus ojos y su mente, y una vez que lo ha hecho va otra vez al día siguiente a otro lugar bendito y pierde algo más de energía de las piernas, los ojos y la mente. Los que no le comprendan dirán: "¡Qué ratos maravillosos habrá pasado usted, con sus visitas de estos días! Después de ver una caverna de piedra, ha ido a visitar otro lugar bendito". No han comprendido nada. Porque hay cierta distancia entre los dos lugares que ha visitado, acaso veinte o treinta li, o quizás ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos li, o quizás un sólo ti, o apenas medio ti. Con ese talento especial en el pecho y esa visión especial bajo las cejas ¿no ha mirado acaso a esa distancia de un li o medio ti en la misma forma que ha mirado a la caverna de piedra y al lugar bendito?

El arte de viajar
Chin Shengt'an

viernes, 14 de agosto de 2009

Caminata

Willem Verhulst. El camino.

No debe pensarse que una caminata, como algunos nos querrían hacer creer, es simplemente un sistema mejor o peor de conocer una comarca. Hay muchas formas igualmente buenas de ver el paisaje y ninguna más vívida, a pesar de los hipócritas diletantes, que desde un tren. Pero el paisaje es bastante accesorio en una caminata. El que verdaderamente pertenece a la hermandad, no anda en busca de lo pintoresco, sino de ciertos humores alegres y festivos: de la esperanza y el espíritu con el que comienza la marcha por la mañana y la paz y la plenitud espiritual del descanso al anochecer. No puede decir qué hace con mayor placer, si cargar con su mochila o descargarse de ella. La excitación de la partida le pone en camino para la de la llegada. Cualquier cosa que haga no es sólo una recompensa en sí misma, sino que se verá recompensada depués en el resultado; y así el placer conduce al placer en una cadena sin fin. Esto es lo que tan pocos pueden entender; Querrían estar siempre descansando o siempre marchando a cinco millas por hora; no contrastan lo uno con lo otro, preparando todo el día para la noche y toda la noche para el siguiente día.

Traducción de Mary Sol de Mora

Virginibus puerisque y otros escritos
Robert Louis Stevenson

miércoles, 12 de agosto de 2009

Peter Camenzind

Andy Thomas. Clipper.
En Rapallo nadé por vez primera en las aguas del mar, gusté la áspera agua salada y me abismé en las delicias de sentirme mecido por las olas y besado por los rayos del sol sobre la arena fina de la playa. Contemplé en la lejanía el paso de los barcos, velas blancas y obscuros mástiles o la bandera de humo de un vapor, y después de mis queridas nubes; no sé ninguna imagen que refleje con tanta fidelidad el anhelo de viaje y de lejanía, como un barco que poco a poco se va empequeñeciendo, hasta desaparecer por completo tras la línea del horizonte.

Peter Camenzind
Hermann Hesse

Cartas

Xavier Villaurrutia. Fuente: Centro Virtual Cervantes.

Si fuera posible viajar sin llegar, yo sería el más decidido viajero.

Cartas
Xavier Villaurrutia

martes, 11 de agosto de 2009

Erotismo y pornografía

"Sin erotismo no hay gran literatura"
......
Erotismo y pornografía
"La frontera entre erotismo y pornografía sólo se puede definir en términos estéticos. Toda literatura que se refiere al placer sexual y que alcanza un determinado coeficiente estético puede ser llamada literatura erótica. Si se queda por debajo de ese mínimo que da categoría de obra artística a un texto, es pornografía. Si la materia importa más que la expresión, un texto podrá ser clínico o sociológico, pero no tendrá valor literario. El erotismo es un enriquecimiento del acto sexual y de todo lo que lo rodea gracias a la cultura, gracias a la forma estética. Lo erótico consiste en dotar al acto sexual de un decorado, de una teatralidad para, sin escamotear el placer y el sexo, añadirle una dimensión artística.
Ese tipo de literatura alcanzó su apogeo en el siglo XVIII. Los de ese siglo son grandes textos eróticos que a la vez son grandes textos artísticos. A esto habría que añadirle que en ellos hay una carga crítica que hoy se ha perdido. Los autores de esa época creían que escribir de esa manera, reivindicar el placer sexual y darle al cuerpo ese tratamiento reverente era un acto de rebeldía, un desafío a lo establecido, al poder. Los escritores eróticos eran, pues, pensadores revolucionarios. Diderot, por ejemplo. O Mirabeau, que desde la prisión escribe a Sofía de Monnier cartas de un contenido sexual muy fuerte. Para él esos escritos forman parte de una lucha por la transformación humana, por la reforma social. El caso más extremo, sería el marqués de Sade, aunque no creo que de los textos de Sade pueda decirse que son de exaltación del placer erótico. Hay algo intelectual, obsesivo, casi fanático en sus demostraciones sexuales.
Sea como fuere, el reconocimiento del derecho al placer es en el siglo XVIII un instrumento para conseguir un mundo mejor, más libre, más auténtico, menos hipócrita, un medio para liberar al individuo de las iglesias, de las convenciones. Eso no se vuelve a alcanzar. El erotismo en el siglo XIX se convierte en un juego muy refinado. Y en el XX se banaliza, se vuelve superficial y previsible, se comercializa, en el peor sentido de la palabra. Ya no genera experimentación formal y pierde su carga crítica, salvo en casos excepcionales, como el de Bataille. Los escritos de Georges Bataille son profundamente revulsivos, muy desafiantes con las últimas convenciones. A la vez son más lúgubres y siniestros. Los suyos son más textos de perversión que de asunción del placer, pero es uno de los escritores modernos en los que el erotismo va acompañado de una gran audacia artística".
"Sin erotismo no hay gran literatura"
Babelia (4 de agosto de 2001), El País
Mario Vargas Llosa

lunes, 10 de agosto de 2009

Pentesilea

Problemas de doblaje
Pentesilea

Las crines empapadas como algas
blanquecinas se alejan: el hermoso caballo,
desnuda ya la muerte por los campos,
huye despavorido entre despojos.
En el alba, la curva delicada
de un pecho frente a un turbio destino de guerrero.

-Qué dulcemente amargo el sabor insensible
de la noche contigo, oh Amazona.
La fruta de tu aliento, tibia y dulce,
no pude ya morder: un dios cambió los dados, y la muerte
anticipó su turno en la escalera
de la vida perfecta de los héroes.
El prólogo, los himnos, los presagios,
la gloria de la red, la humedad de los ojos,
la carnación, el iris, el fulgor, el asombro
con que la diosa engaña sin piedad a los seres
me fueron evitados; sólo al darte la muerte
me devolvió tu cuerpo su perfume de sombra
y sólo he alcanzado, del amor, la belleza
altiva de su cumbre en brazos de la nada.
Problemas de doblaje
(Antología poética.Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes)
Aurora Luque

domingo, 9 de agosto de 2009

Místicos y Magos del Tibet

Nicolás Roerich. Lama tibetano.
Viajábamos por el bosque, en la región ocupada por tribus independientes, al extremo occidental del Szetchuan. De repente, en una vuelta del camino, Yongden y yo, que íbamos a pie, divisamos un hombre desnudo con cadenas de hierro enrolladas al cuerpo. Estaba sentado sobre una roca y parecía tan absorto en sus pensamientos que ni nos había oído. Nos paramos asombrados, pero probablemente algún indicio avisó al extraño individuo de nuestra presencia. Volvió la cabeza, nos vio, se levantó de un salto y, más rápido que un gamo, se precipitó a través de la espesura y desapareció. Durante unos instantes oímos el ruido de las cadenas que la rapidez de su carrera hacía entrechocar, y luego todo quedó en silencio.
-Es un lung-gom-pa -me dijo Yongden-. Ya he visto algunos iguales. Llevan cadenas para hacerse más pesados, porque la práctica de lung-gom les aligera tanto el cuerpo que se exponen a flotar en el aire.
Mi tercer encuentro con un lung-gom-pa tuvo lugar en la región de Ga, en el país de Kham. El hombre apareció bajo el aspecto familiar y grosero de un ardjopa, un pobre peregrino con el hatillo al hombro. Millares de semejantes suyos yerran por todos los caminos del Tibet, así que no le prestamos la menor atención.
Aquellos peatones necesitados tienen la costumbre de agregarse a cualquier caravana de mercaderes o grupos de viajeros acomodados que encuentran en su camino y les siguen mientras su itinerario coincida con el suyo. marchan con los criados, al lado de las bestias, y si éstas, poco cargadas, trotan con los jinetes, el pobre infeliz queda rezagado y anda hasta que se reúne con los viajeros en el campamento nocturno. Generalmente no les cuesta trabajo. En los viajes largos, los tibetanos hacen etapas cortas, poniéndose en camino al amanecer y parándose al mediodía para que los animales puedan pacer y descansar durante toda la tarde.
El trabajo que el ardjopa se toma apresurándose para seguir a los jinetes, y los pequeños servicios que presta ayudando a los criados, se recompensan con la cena diaria y, de vez en cuando, con tazones de té y tsampa que le dan de limosna.
Siguiendo dicha costumbre, el peregrino que encontramos se agregó a nosotros. Supe por él que había vivido en Pabong gompa , en el país de Kham, y que iba a la provincia de Tsang. Largo viaje, que a pie, y parándose para pedir limosna en los pueblos, le significaría tres o cuatro meses.
Los tibetanos no temen hacer correrías semejantes.

Místicos y Magos del Tibet
Alexandra David-Néel

«Porque está ahí»

George Herbert Leigh Mallory. Fuente: Wikipedia

"Why do you want to climb Mt. Everest?"
"Because it's there"

«¿Por qué quiere escalar el Everest?»
«Porque está ahí»
George Mallory
Wikipedia 1, 2.

sábado, 8 de agosto de 2009

LOS LAMED WUFNIKS

Fuente: Wikipedia
LOS LAMED WUFNIKS
Hay en la tierra, y hubo siempre, treinta y seis hombres rectos cuya misión es justificar el mundo ante Dios. Son los Lamed Wufniks. No se conocen entre sí y son muy pobres. Si un hombre llega al conocimiento de que es un Lamed Wufnik muere inmediatamente y hay otro, acaso en otra región del planeta, que toma su lugar. Constituyen, sin sospecharlo, los secretos pilares del universo. Si no fuera por ellos, Dios aniquilaría al género humano. Son nuestros salvadores y no lo saben.
Esta mística creencia de los judíos ha sido expuesta por Max Brod.
La remota raíz puede buscarse en el capítulo dieciocho del Génesis, donde el Señor declara que no destruirá la ciudad de Sodoma, si en ella hubiere diez hombres justos.
Los árabes tienen un personaje análogo, los Kutb.
El libro de los seres imaginarios
(El Manual de zoología fantástica)
Jorge Luis Borges/Margarita Guerrero

Moby Dick

Rockwell Kent. Ismael (Moby Dick).
Metí una o dos camisas en mi raído bolso de viaje, lo sujeté bajo el brazo y partí hacia el Cabo de Hornos y el Pacífico. Dejé la buena ciudad de los antiguos manhattoes y, según lo previsto, llegué a Nueva Bedford la noche de un sábado de diciembre. Me fastidió bastante descubrir que el vaporcito con destino a Nantucket ya había zarpado y que no habría otra oportunidad de viajar hacia allí hasta el lunes siguiente. La mayor parte de los candidatos a las penurias y fatigas de la caza de ballenas se detienen en esta Nueva Bedford para iniciar desde ahí su viaje; pero debo confesar que yo no tenía la menor intención de hacer tal cosa. Ya estaba resuelto a no darme al mar si no era en un barco de Nantucket, porque había algo hermoso y turbulento en todo lo relacionado con esa isla antigua y famosa, algo que me atraía de manera extraordinaria.

Moby Dick
Herman Melville

viernes, 7 de agosto de 2009

La Isla de Coral

Peter hendrie. Islas Cook.
Finalmente llegamos a la vista de las Islas de Coral del Pacífico. Jamás olvidaré con qué arrobamiento admiraba yo, cada vez que pasábamos cerca de una de ellas, las orillas puras, blancas, deslumbrantes, y las palmeras verdeantes, que bajo los rayos solares se presentaban relucientes y hermosas a mi vista. ¡Cuántos deseos tuvimos los tres amigos de que nos desembarcasen en una de esas islas, imaginándonos que con toda seguridad encontraríamos allí la perfecta felicidad!

La Isla de Coral
R. M. Ballantyne

jueves, 6 de agosto de 2009

Geórgicas

Ralph Heimans. Tempus Fugit.
El tiempo huye, irrecuperable.

Fugit irreparabile tempus. (III 284)

Un dulce afán me arrastra por las alturas desiertas del Parnaso. Me gusta caminar por cumbres en las que nadie antes que yo ha dejado huellas que, en suave pendiente, conducen a Castalia.

Me Parnasi deserta per ardua dulcis / raptat amor, iuvat ire iugis, qua nulla priorum / Castaliam molli devertitur orbita clivo. (III 291-293)

Geórgicas
Virgilio

Viajes con Charley

Tomás Sánchez. Carretera de Santa Fe.
Quería una furgoneta de tres cuartos de tonelada, capaz de ir a cualquier parte soportando condiciones posiblemente rigurosas, y en esa furgoneta quería una casita incorporada como el camarote de un barco pequeño.

Llegó en agosto, una cosa bella, potente y sin embargo ágil. Era tan fácil de manejar como un turismo normal. Y debido a que el viaje que había planeado había provocado algunos comentarios satíricos entre mis amigos, le llamé Rocinante, que era, como recordaréis, el nombre del caballo de Don Quijote.
Como no hice de mi proyecto ningún secreto, surgieron una serie de discusiones entre mis amigos y asesores. (Cuando se proyecta un viaje surgen enjambres de asesores). Se me dijo que como mi fotografía estaba todo lo difundida que mi editor había sido capaz de conseguir, me resultaría imposible andar por ahí sin que me reconocieran. Dejadme que os diga por adelantado que en unos dieciséis mil kilómetros, y a lo largo de treinta y cuatro estados, no fui reconocido ni una sola vez.

Se me advirtió que el nombre de Rocinante pintado en un lado de la camioneta con caligrafía española del siglo XVI provocaría curiosidad e investigaciones en algunos lugares. No sé cuánta gente reconoció el nombre, pero desde luego nadie hizo ni una sola pregunta sobre él.

Viajes con Charley
John Steinbeck