lunes, 18 de noviembre de 2024

El negro del Narcissus

Joseph Conrad. El negro del Narcissus.

Prefacio

En ocasiones, descansando a la sombra de un árbol en el borde de un camino, observamos la actividad de un campesino en un campo lejano y al cabo de un rato empezamos a preguntarnos lánguidamente qué es lo que hace. Contemplamos los movimientos de su cuerpo, los ademanes de sus brazos, lo vemos encorvarse, erguirse, vacilar, recomenzar. El encanto de un rato ocioso puede acrecentarse si se nos informa del propósito de sus esfuerzos. Si sabemos que aquel hombre trata de levantar una piedra, cavar una zanja, desarraigar un tocón, observamos con más interés real sus esfuerzos; nos sentimos dispuestos a consentir la alteración que con su agitación produce en la calma del paisaje; y aun, si nos embarga un sentimiento fraternal, podemos llegar a perdonarle su fracaso. Comprendimos su propósito, y, pensándolo bien, el hombre lo intentó y tal vez no tuvo fuerza suficiente, y quizá le faltó el conocimiento requerido. Perdonamos, seguimos nuestro camino... y olvidamos.

Traducción de Fernando Jadraque

El negro del Narcissus
Joseph Conrad 

lunes, 11 de noviembre de 2024

Cuéntamelo otra vez

Amalia Bautista. Cuéntamelo otra vez.

Sherezade

Llevo casi mil noches fabulando,
me duele la cabeza, tengo seca
la lengua y agotados los recursos
y la imaginación. Y ni siquiera
sé si me salvaré con mis mentiras.

Cuéntamelo otra vez

Cuéntamelo otra vez, es tan hermoso
que no me canso nunca de escucharlo.
Repíteme otra vez que la pareja
del cuento fue feliz hasta la muerte,
que ella no le fue infiel, que a él ni siquiera 
se le ocurrió engañarla. Y no te olvides
de que, a pesar del tiempo y los problemas,
se seguían besando cada noche.
Cuéntamelo mil veces, por favor,
es la historia más bella que conozco.

Cuéntamelo otra vez (1999)
Amalia Bautista

martes, 22 de octubre de 2024

Paralelas

Jason Brooks. Visit Capri.

Sufro por las líneas paralelas
tan próximas
tan rectas
tan sin dioses
privadas para siempre del abrazo
por designio geométrico implacable.

Pueden perforar el horizonte
hundirse en el espacio
soportar el peso de los días
pueden verse como en un espejo
beber del mismo río
soñar los mismos sueños
despertar al horror de la mañana
para ser nuevamente paralelas.

De lluvias y profecías (2000)
Raúl Remigio Vargas 

Charlas breves

Anne Carson. Charlas breves. 

Charla breve sobre adónde viajar

Me fui de viaje a un lugar en ruinas. Había tres portones entreabiertos y un alambrado roto. No eran las ruinas de nada en particular. Allí llegó un lugar y se estrelló. Quedaron, luego de eso, las ruinas de un lugar. Y la luz se posaba sobre ellas.

Traducción de Ezequiel Zaidenwerg

Charlas breves
Anne Carson  

lunes, 30 de septiembre de 2024

Diarios de viaje

H. Pohl. El mar.

En el mar

Maravillosa noche en el Atlántico. Esa hora que va del sol que desaparece a la luna apenas naciente, del oeste aún luminoso al este ya oscuro. Sí, he amado mucho al mar... esa inmensidad tranquila... esos surcos recubiertos... esos caminos líquidos. Por primera vez, un horizonte a la medida del aliento del hombre, un espacio tan grande como su audacia. Siempre me he visto desgarrado entre mi apetito de los seres, la vanidad de la agitación y el deseo de hacerme igual a esos mares de olvido, a esos silencios desorbitados que son como el encanto de la muerte. Siento inclinación por las vanidades del mundo, por mis semejantes, por los semblantes, pero, al lado del siglo, tengo una regla mía que es el mar y todo lo que en este mundo se le parece. ¡Oh, dulzura de las noches! Cuando todas las estrellas oscilan y se deslizan por encima de los mástiles, y ese silencio en mí, ese silencio por fin que me libera de todo...

Traducción de Emma Calatayud

Diarios de viaje
Albert Camus

domingo, 29 de septiembre de 2024

Microlitos

Paul Celan. Foto: Giséle Freund. París 1964.

Mientras él estudiaba el poema bajo la lupa de la razón, yo lo miraba por el otro lado con el telescopio de la fantasía. Y yo veía más.

El poema que viene al mundo viene con el mundo a cuestas.

Quien realmente aprende a ver se acerca a lo invisible.

Se trata siempre del comienzo y del final; entre ambos solo está el instante.

Los poemas no cambian ciertamente el mundo, pero transforman el estar en el mundo.

Traducción y seleccíon de José Luis Gómez Toré

Revista de Occidente (nº 392. Enero 2014)

Microlitos
Paul Celan

lunes, 23 de septiembre de 2024

Un puñado de arena

Takuboku. Un puñado de arena.

Corazón de otoño,
pena sin descanso,
noches en vela,
oyendo y oyendo
graznar a los patos.


Por ver si recojo
las migajas pobres
de los sonidos
de las cosas negras,
ando errante en la noche.


Cuando me doy cuenta,
he estado vagando
solo en la noche, 
empapado en niebla 
desde no sé cuándo.

Traducción de Antonio Cabezas

Un puñado de arena
Takuboku (1886-1912) 

domingo, 22 de septiembre de 2024

Confluencias

José Lezama Lima. La cantidad hechizada.

Una antigua leyenda de la India nos recuerda la existencia de un río, cuya afluencia no se puede precisar. Al final su caudal se vuelve circular y comienza a hervir. Una desmesurada confusión se observa en su acarreo, desemejanzas, chaturas, coinciden con diamantinas simetrías y con coincidentes ternuras. Es el Puraná, todo lo arrastra, siempre parece estar confundido, carece de análogo y de aproximaciones. Sin embargo, es el río que va hasta las puertas del Paraíso. En los reflejos de sus ondas desfilan el vestíbulo del farero, el árbol de coral, la cadena del ojo del tigre, el Ganges celeste, la terraza de malaquita, el infierno de las lanzas y el reposo del perfecto. La incesante contemplación del río va entregando su dualismo, la aventura del análogo y las parejas que se retiran a sus isletas. Un árbol frente a unos ojos, un árbol de coral frente al ojo del tigre; las lanzas frente a la terraza, después las lanzas infernales frente a la paradisíaca terraza de malaquita. Dichosos los efímeros que podemos contemplar el movimiento como imagen de la eternidad y seguir absortos la parábola de la flecha hasta su enterramiento en la línea del horizonte.

Julio y 1968

La cantidad hechizada (1970)
José Lezama Lima

viernes, 20 de septiembre de 2024

Campanas de mi aldea

Eugenia del Barco. Campana.

Diciembre

Por fin ha llegado diciembre. Con sus pies planos deja un rastro en los campos. Un rastro plateado como un sonido de campanas. ¡Campanas de mi aldea! Pero mi aldea, que vive únicamente en mi cabeza, es un sueño que duerme. Y yo velo al caer de la tarde. Mañana tal vez me despierte la angustia con el canto de un gallo. Y todo, en fin, es igual, y también el año es igual, sucederán muchas cosas en el mundo y muchas en mi alma, pero quedarán un calendario y las campanas de mi aldea. Aunque sólo sean un lugar común.

Traducción de Carlos Gumpert y Javier González Rovira

Campanas de mi aldea
Antonio Tabucchi 

miércoles, 4 de septiembre de 2024

El elogio de la sombra

Junichiro Tanizaki. El elogio de la sombra.

¿Cuál puede ser el origen de una diferencia tan radical en los gustos? Mirándolo bien, como los orientales intentamos adaptarnos a los límites que nos son impuestos, siempre nos hemos conformado con nuestra condición presente; no experimentamos, por lo tanto, ninguna repulsión hacia lo oscuro; nos resignamos a ello como a algo inevitable: que la luz es pobre, ¡pues que lo sea!, es más, nos hundimos con deleite en las tinieblas y les encontramos una belleza muy particular.
En cambio los occidentales, siempre al acecho del progreso, se agitan sin cesar persiguiendo una condición mejor a la actual. Buscan siempre más claridad y se las han arreglado para pasar de la vela a la lámpara de petróleo, del petróleo a la luz de gas, del gas a la luz eléctrica, hasta acabar con el menor resquicio, con el último refugio de la sombra.

Traducción del francés de Julia Escobar

El elogio de la sombra (1933)
Junichiro Tanizaki 

viernes, 30 de agosto de 2024

Iglesias cerradas

Dandolo Bellini. Siena, basílica de San Domenico (Santo Domingo).

Iglesias cerradas
Como casas cuyos propietarios se han marchado
Sin decir por cuanto tiempo,
Y sin dejar dirección.
Alrededor de la ciudad,
Dan vueltas tranvías y bicicletas,
Bocinas, reclamos, 
Los habitantes apresurados
Venden y compran, venden y compran, 
Comen de pie,
Y, de vez en cuando, cansados,
Se sientan a tomar café
En una terraza
Próxima a una catedral del siglo XI,
A la que miran sin ver,
Puesto que hablan por teléfono
Y no preguntan
Quién es aquel que ha vivido
Alguna vez en
Una casa tan grande.

Traducción de Viorica Patea y Antonio Colinas

Mi Patria A4 (2010)
Ana Blandiana 

jueves, 29 de agosto de 2024

Cuarto de hotel

Cristóbal Toral. Habitación con chimenea.

Alquiló unos metros de soledad en un hotel
quemó sus credenciales
miró las paredes con desgano
y se detuvo en una vieja lámina enmarcada

un molino, un río, un bosquecito
una mujer cortando algunas flores
una casa y un camino que se pierde.

El encargado llamó a la puerta
y, luego, llamó a la policía.
No encontraron a nadie.
Todo estaba en orden´
La causa se archivó.

Hay un cuarto de hotel
con una vieja lámina enmarcada
un molino, un río, un bosquecito
una mujer cortando algunas flores
una casa y un camino por donde viene un
hombre.

De lluvias y profecías (2000)
Raúl Remigio Vargas

lunes, 26 de agosto de 2024

Vida Ávida

Ángel Guinda. Vida Ávida.

Hacia una poética

No siempre la claridad viene del cielo.
Oye sólo tu música cuando cantes,
por oscura que sea y espinosa.
Que la luz te ensordezca,
que no te ciegue el ruido;
y tu obra sea más que tu vida,
porque te contramuera.


El almendro amargo

Nada de cuanto encontré había perdido.

No encontraré nada de lo que perdí.

Vida Ávida (1980-!990)
Ángel Guinda 

Distinto

Juan Ramón Jiménez. Una colina meridiana.

Lo querían matar
los iguales,
porque era distinto.

Si veis un pájaro distinto,
tiradlo;
si veis un monte distinto,
caedlo;
si veis un camino distinto,
cortadlo;
si veis una rosa distinta,
deshojadla;
si veis un río distinto,
cegadlo...
si veis un hombre distinto,
matadlo.

¿Y el sol y la luna
dando en lo distinto?

Altura, olor, largor, frescura, cantar, vivir
distinto
de lo distinto;
lo que seas, que eres
distinto
(monte, camino, rosa, río, pájaro, hombre):
si te descubren los iguales,
huye a mí,
ven a mi ser, mi frente, mi corazón distinto.

Una colina meridiana (1942-1950)
Juan Ramón Jiménez 

jueves, 22 de agosto de 2024

La página blanca

Ma Yuan. Caminando en la primavera.

Con el índice diestro en los labios
y en la izquierda caída la frente,
miro fijo, y ansioso interrogo
                  la página blanca.

El pincel miro allí, aquella punta
donde queda agrupada la tinta.
Las ideas se duermen... No vibran
                 las fibras creadoras.

Corro al campo, los prados, los valles,
las soberbias pendientes que alumbra
con sus rayos el sol, y la hierba
                  mi mano acaricia.

El verdor de los bosques contemplo,
el turquí de los montes, la nieve
que los rayos del sol empurpuran 
                 con rojo destello,

y formar en el cielo figuras
y fantasmas las nubes... Doy vueltas...
y me sigue el reír de los cuervos,
                  fatídico y triste.

Y doy vueltas... y empuña la mano,
ya cansada, el pincel, y se posa
en la página blanca... Medito...
                  y blanca se queda.

Traducción de J. Bué Ventura

La página blanca
Cié-Tsí              

Cantos de viaje

Robert Louis Stevenson. Cantos de viaje.

Acampar

La cama estaba hecha, la habitación dispuesta,
cada amanecer puntualmente alumbraban las estrellas;
el aire estaba en calma, el aire corría,
ni mujer ni hombre precisaban nada.
Entonces nos levantamos, mi asno y yo,
y nos lanzamos por las verdes rutas de Dios.


Traducción: Txaro Santoro y José María Álvarez

Cantos de viaje
Robert Louis Stevenson
 

sábado, 17 de agosto de 2024

Museo del aire

Rafael Guillén. Los dominios del cóndor.

Toma en sus manos el cincel y, solo,
de poder a poder, se enfrenta 
con la piedra.
                          Y la va desbastando,
y mete en puntos una idea,
da solidez a un pensamiento.

Mas, a medida que perfila el rictus
de los labios, el pliegue
o la arruga del manto, va esculpiendo
también el aire que rodea
la naciente escultura, 
va modelando lo incorpóreo, el hueco
reflejo de las mismas formas.

Esos huecos son los que busco, ese 
Moisés, esa Piedad, que andan vagando
por no sé dónde y que quisiera
poder un día contemplar.

¡Qué museo del aire! ¡Qué esplendente
galería de estatuas
magistrales, sin las imperfecciones
de la materia, sólo el alma
intangible, el espíritu
de cada obra!

Los dominios del cóndor (2004)
Rafael Guillén

Ideas líricas

Daniel Vázquez Díaz. Retrato de Juan Ramón Jiménez.

35

Una fama serena, recogida, sin explosión y sin pasiones que surgiera de una estancia o de un jardín de trabajo cotidiano y espiritual, un nombre puro, que sólo se aumentará con la muerte. La visita de unas pocas almas elegidas, nobles, exactas, sin envidia y sin celos. Y todo esto en un ambiente claro y fragante, directo, limpio, sin suntuosidad, sin vicios. Salidas a lo necesario, pero íntimas, estelares, música y mujer, museo y teatro, jardín y campo. Buen sueño, mañana limpia, mediodía silencioso, tarde inquieta. ¡Ay, Vida! ¡Vida!
1907

Ideas líricas
Juan Ramón Jiménez 

martes, 13 de agosto de 2024

Poema de la gente importante

Juan Bernier. Una voz cualquiera.

Cuando vinieron los ingenieros al cortijo eran gente importante.
Cuando nos citaron porque venía el inspector, eran gente importante.
Cuando el ministro, negra curiana, vino con sus lentes de oro, eran gente importante.
Cuando el periódico en grandes letras anunció que el Jefe del Estado venía, eran gente importante.
Nos afeitábamos, nos lavábamos y usábamos de los trajes oscuros.
Lo mismo que en la misa que el obispo ofició.
Sí. Nos vestíamos con el más oscuro de nuestros trajes,
usábamos de la colonia y de los «Chéster» y éramos gente importante.
Pero cuando queríamos vivir, nos desnudábamos e íbamos al río,
nos poníamos los pantalones rotos y la camisa vieja
e íbamos a los pinos, gateando entre las rocas.
Cuando queríamos vivir, con nuestro gastado pijama quedábamos en casa,
con nuestros libros, nuestro café, nuestra soledad.

Y cuando queríamos gozar, nos desnudábamos enteramente
y fundíamos nuestros besos, nuestra carne y nuestro sexo,
sin ser hombres importantes, hasta que un día
nos vestían enteramente con el más oscuro de nuestros trajes,
nos enfundaban entre madera pintada de negro, 
y éramos otra vez hombres, hombres importantes,
entre una comitiva de hombres importantes.

Una voz cualquiera (1959)
Juan Bernier

Sátiras y aforismos

Jonathan Swift. Sátiras y aforismos.

6
No hay nada tan extravagante e irracional que no haya sido considerado verdadero por algún filósofo.

13
No recuerdo si los buenos consejos son una de las cosas perdidas que, según dice Ariosto, se hallan en la Luna; allí es donde deben encontrarse tanto ellos como el tiempo.

35
Nadie debe avergonzarse de reconocer que estaba equivocado, puesto que al hacerlo demuestra ser hoy más prudente que ayer.

43
Podemos admitir que el gusto de las naciones no es siempre el mismo, pero nos sentimos inclinados a creer que el buen gusto es idéntico en todas partes donde haya personas de ingenio, buen juicio y erudición.

Traduccíón de José Luis Gil Aristu

Sátiras y aforismos
Jonathan Swift (1667-1745)

domingo, 11 de agosto de 2024

Guillevic. Arte poética

Eugéne Guillevic. Arte poética.

No pido más que quedarme
En este lugar en el que me encuentro.

Intento poseerlo

En su todo y sus detalles
Hasta confundirme con él

O, mejor, confundirlo conmigo.

Traducción de Pilar González España

Guillevic. Arte poética.
Eugéne Guillevic 

miércoles, 7 de agosto de 2024

Piedras

Anahí Mallol. Piedras.

la materia

no la piedra grande
colosal
que las personas viajan para ver en su esplendor
ni siquiera la piedra llamativa
por lisa o colorida por rara
o por parecerse a algo más
que un nene recoge en una playa
en el borde inexacto entre arena y agua
sino la piedra
perdida entre la hierba
piedra que nadie ve
que no tiene casi ni color
me gustaría ser
ahí medio enterrada
viendo pasar los caracoles en su raro apareamiento
los bichos bolita las hormigas
su rara persistencia que no ceja
los hongos creciendo alrededor en otoño
los bichos de luz que se ocultan entre la humedad del rocío
piedra y pasto en el verano
u oyendo el rumor el griterío
de ranas y cigarras y grillos
cada vez más profunda en el seno de la tierra
esa piedra quiero ser
ésa que es también un ser viviente.

Piedras (2018)
Anahí Mallol 

lunes, 5 de agosto de 2024

Sobre la índole del hombre

Erick Sylvester. Sobre la índole del hombre.

Ninguna palabra que se haya pronunciado, jamás ha sido tan útil como las muchas palabras que se callaron. 
Callar en el momento oportuno es prudente y vale más que todo discurso. Ésta es, a mi parecer, una de las razones por la que la gente de los tiempos primitivos introdujo los misterios: por medio de éstos debíamos acostumbrarnos a callar en el momento oportuno, y aprender a temer a los dioses por respeto de los secretos humanos que nos han sido confiados.
De los hombres aprendemos a hablar; a callar, sólo de los dioses.

Plutarco: De la locuacidad
(Griego, siglos I a II d. C.)


Dos clases de hombres se esfuerzan en vano: quienes amontonan dinero sin gastarlo, y quienes adquieren saber sin aplicarlo.
El dinero existe para las comodidades de la vida, y no la vida para la acumulación de dinero. Pregunté a un sabio: «¿Quién es feliz y quién desdichado?», y me contestó: «Es feliz el que consume y adquiere, y desdichado el que escatima y muere».

Muslih ed din Saadi: La rosalera
(Persa, siglo XIII d. C.)

Traducción de Alfredo Cahn

Sobre la índole del hombre
Erick Sylvester 

El cautivo

Julio Martínez Mesanza. Foto: José del Río Mons.

Dioses bajo la luz celeste y pura
luchan en la cubierta de la nave.
Escucho sólo el ruido de las armas
mientras intento ver desde lo oscuro.
Sólo el eco merece mi ceguera
e imagino el combate que no vivo.

Europa (1983)
Julio Martínez Mesanza

martes, 30 de julio de 2024

En ascuas

Manuel Feria. En ascuas.

Nacer es asomarse a un abismo.

A veces, la memoria parece encontrar un especial deleite en recordarnos aquello que no sucedió.

Para salvaguardar el delicado equilibrio cósmico, las sombras se desplazan a la velocidad de la luz.

Vive en el anverso de las cosas vigilando el reverso.

Vivo en ascuas por saber si soy prueba o error.

Que ninguna religión te robe tu cuerpo ni ninguna ideología tu cerebro.

Aprende a pensar, que todo lo que te enseñan ya se sabía.

En ascuas (2017)
Manuel Feria

Mi Patria A4

Katarina Ali. La destrucción de Jericó.

Peldaños

Jericó, Sumeria,
Ur, Uruk, Ugarit,
Babilonia, Tiro, Sidón,
Menfis, Tebas, Cnosos,
Atenas, Cartagena, Roma,
Bizancio, Constantinopla, Estambul.
Olas de escombros,
Peldaños,
Hacia la puerta
De hecho, inexistente,
De la eternidad.

Traducción de Viorica Patea y Antonio Colinas

Mi Patria A4 (2010)
Ana Blandiana 

jueves, 11 de julio de 2024

Los soñadores

Rosalba Campra. Foto: Diario Alfil.

En sus sueños solía ser un príncipe capaz de volar, pero todos esos sueños se desarrollaban en una estación en ruinas, donde se había quedado solo, sin valijas ni documentos. Tenía miedo y frío. Un desierto sin fin se extendía detrás de las ventanas de vidrios emplomados. ¿Tal vez se trataba de otro planeta?

Podría levantar vuelo desde allí, porque el techo está derruido, pero por encima sopla un viento huracanado que arrastra remolinos de arena. Por alguna razón sabe el nombre de ese viento, shamal, o cree recordarlo. En fin. esas cosas típicas de las pesadillas.

Al despertar, sin embargo, lo que recordaba eran paisajes de prados fragantes o farallones de ocre, su propio palacio con la mesa ricamente aparejada, las caricias esplendorosas de una desconocida y otras felicidades por el estilo.

El psicoanalista se ponía furioso. Todas las veces hace señas a su paciente desde los escombros de la boletería, con la esperanza a que se decida a comprar el pasaje. Tren. ómnibus, caravana, lo que sea con tal de sacarlo de ahí, y salir él mismo. Pero su paciente no lo ve. O finge no verlo.

Cuentos
Rosalba Campra

miércoles, 19 de junio de 2024

Domenico Cunego, retrato de Empédocles.

XIV

Empédocles

58. Empédocles, natural de Agrigento, explicó el origen del mundo por la combinación de los cuatro elementos: agua, aire, tierra y fuego, dando a este último la preferencia. Aunque no parece que en esta teoría se encerrase más que la física de Empédocles, pues que distinguía entre el mundo sensible y el intelectual; no obstante, el modo con que explicaba la naturaleza y operaciones del alma, inspira algunas dudas sobre el verdadero sentido de sus doctrinas. En efecto, decía que el alma estaba compuesta de los cuatro elementos, y que conocemos la tierra con la tierra, el agua con el agua, y así de los demás. Esta teoría es materialista; pero no concluye absolutamente contra el espiritualismo del filósofo, porque, extendiendo al alma la distinción entre lo sensible y lo inteligible, quizás explicaba la sensación por la materia, y la inteligencia por el espíritu.
59. Empédocles niega a Dios la forma humana, y afirma que es un ser necesario, espiritual, invisible e inefable. Esto dicen algunos; pero no lo cree Cicerón, pues que le achaca el que divinizaba los cuatro elementos.
60. Tocante al bien y al mal, atribuye el primero al amor y el segundo al odio; las pasiones del hombre han producido el mal sobre la tierra, destruyendo la harmonía primitiva; pero ésta se restablecerá con el triunfo del amor, que unirá en suave lazo a todos los seres del universo.
61. Empédocles no se contentó con aparecer filósofo: quiso representar el papel de santo y profeta. Su desgraciado fin en el cráter del Etna ha dado lugar a varias narraciones, siendo notable la que le achaca el haber querido pasar por Dios, desapareciendo de una manera extraordinaria. Pero esto ¿por dónde consta? ¿no sería más sencilla la explicación, diciendo que, aficionado al estudio de la naturaleza, quiso examinar demasiado de cerca los fenómenos del volcán, que acabó con su vida? Florecía por los años de 440 antes de la era vulgar.

Historia de la Filosofía
Jaime Balmes (1810-1848)

Las cuatro estaciones

José María Junoy. Las cuatro estaciones.

Desde una hondonada

Alternando con los ardientes terrazgos de arcilla, con las hileras oscuras de desnudos sarmientos, con las márgenes de pedruscos ocrosos y azulados, verdean los trigos en ciernes, los guisantales esmeraldinos, las alcachofas argentadas.
(En la pequeña cisterna ―bíblica― una linda muchacha morena, vestida de color de rosa, bien atadas al robusto tobillo las alpargatas blancas, ha llenado su botijo de barro negro y rezumante.)
Raya el finísimo cielo marmóreo el vuelo estremecido de una bandada de verderones y de jilgueros.
Se oye el plañidero ladrar de un perro lejano.
A través de un collado ―fragante de tomillo, de romero y de espliego― llega hasta nosotros el ruido misterioso y profundo ―el noble, el armonioso coro sofocliano― de la mar.

Mariposa blanca

¡También la mariposa blanca proyecta, al volar entre el cielo y la tierra, su sombra negra!

Las cuatro estaciones (1944)
José María Junoy

viernes, 14 de junio de 2024

Versos para distraerme

Francisco Pino. Vuela pluma y Versos para distraerme.

Con

Con raíz:
sentencia.

Con mitra:
eminencia.

Con ala:
trasparencia.

Con corona:
paciencia.

Con nada:
permanencia.

Versos para distraerme (1982)
Francisco Pino